En pleno periodo de guerra, Zhukov no podía ser sorprendido tomando la reconocida bebida por su valor simbólico imperialista, motivo por el cual llamó personalmente a la compañía para que crearan una versión más clara del refresco y poderlo tomar sin que nadie se diera cuenta, según reseña el libro ‘For God, Country, and Coca-Cola’ de Mark Pendergrast.

Ante la petición del general, un químico de la compañía retiró el caramelo de la fórmula original para crear la nueva receta que envasó en una botella transparente con lados rectos y una estrella roja estampada en ella a la que llamaron ‘White-Coke’.

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Pendergrast asegura en su libro que la Coca-Cola creada tenía que pasar por una zona de Austria controlada por los rusos para llegar a una fábrica que embotellaba en Viena. Sin embargo, como la bebida era un encargo especial de Zhukov, todos los camiones procedentes de Estados Unidos pasaron con facilidad.

Aunque Coca-Cola produjo un pequeño lote para el general como prueba de su éxito en territorio enemigo, jamás se llegó a comercializar en el resto de Europa ni en Estados Unidos.