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0     Ago 8, 2023 - 4:28 pm

“Lavinia”, escrito por la reconocida autora Úrsula K. Le Guin, es una obra magistral que combina la narrativa épica con elementos de la mitología y la historia, al tiempo que destaca cuestiones feministas relevantes. Publicado en español por Editorial Minotauro en 2009, relanzado por Planeta en 2022, este libro se inspira en el personaje de Lavinia, mencionado en la obra clásica “La Eneida” de Virgilio, y expande su historia de una manera sorprendente. La novela fue ganadora del Premio Locus en 2009.

Antes de sumergirnos en el relato de “Lavinia”, es importante conocer algunos datos biográficos sobre Úrsula Kroeber Le Guin (1929, 2008). Nacida en Berkeley, California, Le Guin fue una autora prolífica y versátil que incursionó en lo que se ha denominado la “ficción especulativa”, que engloba los géneros de ficción con mayor grado de fantasía e imaginación, y específicamente, ciencia ficciónfantasíaterrorficción utópica y distópicaficción apocalíptica, ficción histórica y ucronía. Le Guin también incursionó en la literatura infantil y la novela en general. A lo largo de su carrera, recibió numerosos premios y reconocimientos, incluidos el Premio Hugo y el Premio Nébula, y sus obras dejaron una marca indeleble en la literatura contemporánea.

La motivación que tuvo Le Guin detrás de la escritura de “Lavinia”, su mejor obra especulativa histórica intencional, fue multifacética y reflejó la pasión de la autora por la literatura, la mitología y el feminismo. Como una autora comprometida con cuestiones de género y equidad, Le Guin buscó dar voz a un personaje histórico relegado al silencio y empoderarlo con una narrativa propia. Es como si estuviéramos leyendo parte de “la Eneida” pero con las diferencias que supone la historia narrada por un hombre, de la escrita por una mujer.

Además, como apasionada lectora de literatura clásica, Le Guin deseaba explorar y expandir la historia de Lavinia para enriquecer el legado de “La Eneida”. Esta novela le brindó una oportunidad única para fusionar su profundo conocimiento de la mitología y la historia con su prodigiosa imaginación.

En “Lavinia”, Le Guin nos presenta a la hija del rey Latino, rey de Laurentum, en el Lacio del siglo XIII AC, mujer que se convierte en el amor de Eneas, el héroe troyano y fundador de Roma. En “La Eneida” Lavinia, solamente sale mencionada once veces y nunca llega a hablar pues Virgilio apenas le da voz a este personaje femenino y relega su existencia a un papel secundario en la trama. Le Guin toma esta figura histórica y mitológica y le otorga una voz propia, una personalidad vívida y una narrativa que se vuelve el corazón de la novela que hoy reseñamos, “Lavinia”.

La autora realiza un análisis meticuloso y creativo de la obra de Virgilio, explorando, especulativa y ficcionalmente, los vacíos y lagunas que deja el poema épico clásico. A través de una mezcla de realidad y ficción, Le Guin entreteje la trama de “Lavinia” con la de “La Eneida”, añadiendo nuevos matices y emociones a la historia original. Este enfoque permite una apreciación más profunda de ambas obras y crea una simbiosis única entre la antigua epopeya romana y la novela moderna.

La novela se divide en tres partes: la primera es la infancia y primera adolescencia de Lavinia, cuando vive con sus padres. Lavinia puede oír a los espíritus y, en sueños se encuentra con el poeta Virgilio, quien le advierte que no debe casarse con un hombre del Lacio sino con un extranjero, al ser pretendida por múltiples hombres. En la segunda parte, ya en su adolescencia plena, conoce al troyano Eneas que viene vagando por el Mediterráneo; por sobre otros pretendientes y siguiendo las palabras del oráculo, se casa con él y cuenta los tres años que vivieron juntos y tuvieron a su hijo Silvio. La tercera parte cuenta la vida de Lavinia tras la muerte de Eneas y la crianza en soledad de su hijo Silvio. No narraremos el mitológico final, que es más que digno de una novela de Le Guin. 

Como Le Guin nos evidencia en el epílogo, hay muy poca información acerca de la península itálica hasta el siglo II a.C., bastante después de la fundación de Roma (siglo VII a.C.) y el mismo poema de Virgilio (que el nunca terminó) y los mitos y relatos que nos han llegado no necesariamente son fieles a la realidad histórica, pero se encuentran arraigados en la memoria colectiva de tal forma, que casi son asumidos como reales. De esta forma la sociedad y estructuras que ha inventado la autora son tan verosímiles que el lector no tiene más opción que pensar que son reales, dioses incluidos.

La autora da vida a los personajes y sus luchas, destacando el choque entre la cultura troyana y la romana, así como las tensiones políticas y sociales de la época. Al hacerlo, Le Guin invita al lector a sumergirse en la atmósfera de la antigüedad y a reflexionar sobre temas universales que siguen siendo relevantes en la actualidad.

Además del contexto histórico y mítico, el elemento feminista en “Lavinia” es particularmente destacable. Le Guin otorga a Lavinia una voz poderosa y autónoma, alejándola de la sombra del protagonista masculino y dándole el espacio para expresar sus pensamientos, deseos y aspiraciones, incluso apoyada certeramente por su padre. A través de Lavinia, la autora aborda temas de género, agencia y resistencia en una sociedad dominada por hombres. Este enfoque feminista se entrelaza con maestría en la narrativa, permitiendo que “Lavinia” trascienda las limitaciones impuestas a las mujeres en la antigüedad y resuene con nosotros, sus lectores contemporáneos.

A través de su enfoque sensible y profundo, Le Guin nos recuerda la importancia de dar voz a aquellos cuyas historias han sido ignoradas y nos invita a reflexionar sobre cuestiones que siguen siendo relevantes en el presente. “Lavinia” es, sin duda, una joya literaria que deleitará a los amantes de la mitología, la historia y el feminismo.

La multiplicidad de personaje la hace muy amena: su padre Latino – y el profundo amor filial que se profesan- y su madre Amata, con quien mantiene una relación tóxica y quien termina sumida en la locura a raíz de la muerte de su primer hijo; su amiga de la infancia Silvia y la hermana de ésta, Maruna, hija de una esclava etrusca; el poeta Virgilio, el rey Turno, sobrino de Amata y quien pretende a Lavinia; Eneas y su primer hijo, Ascanio, de quien da a entender era homosexual, y el propio hijo de Eneas y Lavinia, Silvio. La novela explora en profundidad esas relaciones entre padres e hijos, al tiempo que hace una detallada descripción, en clave de comparación en paralelo, de las costumbres griegas y romanas.

De lo más valioso y delicioso de la novela son las conversaciones entre Lavinia y Virgilio, lo que convierte la obra en metatextual porque si bien su protagonista se dirige a la audiencia de lectores, a la vez mantiene conversaciones profundas con el poeta que le dio vida. 

Lavinia se quiere leer de un tirón, porque tiene, además, la velocidad de una novela de aventuras y suspenso, mientras la autora teje una trama compleja y emotiva alrededor de un personaje histórico y mitológico olvidado, demuestra su talento narrativo y su compromiso con explorar nuevos territorios literarios.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.