Netflix se convirtió en el caballito de batalla el 90 % de las conferencias empresariales del mundo. Se pude decir, sin temor a equívocos, que ‘el ejemplo Netflix’ sale en una de tres charlas o conferencias. El modelo de contenidos por streaming revolucionó la industria audiovisual y conocimos en forma sistemática las palabras modelo disruptivo.

Metamos algunas cifras para tener dimensión. Los cálculos indican que Netflix tiene cerca de 117 de millones de usuarios activos en buena parte del planeta. La compañía reportó ganancias por 185,5 millones de dólares e ingresos por 3,29 mil millones en el último trimestre de 2017. Portales internacionales como Hipertextual señalaron que diariamente se consumen 140 millones de horas de contenido en la plataforma. Y, como dato curioso, el día que más se consume video en el gigante rojo es: el 1 de enero.

A pesar de tener estadísticas que cualquier otra compañía global envidiaría, Netflix viene coqueteando con la posibilidad de cambiar su modelo de negocio. Suenan distintas campanas anunciando que “Netflix incluiría anuncios publicitarios”, algo que hasta hace poco es un imposible. De hecho, cientos de usuarios se han quejado en redes porque en algunas ocasiones han aparecido comerciales del propio Netflix durante sus horas frente a la pantalla. De fondo, existe algo aburrido que se conoce como la parábola de las empresas.

La plataforma de streaming invierte cerca de 3 billones de dólares en producción de contenidos. Esto se escribe fácil, pero es una cantidad gigantesca de dinero. Tal es así que, Netflix en los fríos números entrega saldo rojo en sus balances. No, no es una contradicción. Lo que ocurre es que los inversionistas entienden que una cosa es lo que genera la empresa y otra es lo que vale o puede valer. El potencial de Netflix es gigantesco, los cálculos más conservadores indican que para 2020 puede llegar a 300 millones de usuarios. Sin embargo, los números no cierran.

En términos sencillos: Netflix invierte más en producción de contenidos que lo que recibe por suscripción de sus usuarios. Y de alguna forma debe cerrar esa brecha. Las dos opciones para hacerlo son: o le abre la puerta a las marcas para que promocionen sus productos y servicios, o le aumenta la mensualidad a los usuarios. Los voceros de la plataforma no han adelantado mucho de los planes a futuro, pero los rumores apuntan a que optarán por una especie de alternativa híbrida.

El portal Marketing Directo reveló que la consultora Hub desarrolló una encuesta en distintos países y “según los resultados, un 25% de los consultados afirmó que se daría de baja del servicio si se introduce publicidad en el contenido. Aunque la situación cambia algo cuando, a cambio de ver publicidad en la plataforma, se reduce el precio de suscripción a 3 dólares. En este caso, el porcentaje de los desertores se reduce al 16 % mientras el 50 % afirma que se quedaría”.

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Los expertos en la materia han señalado que Netflix apostaría por un portafolio sin publicidad, pero más caro para sus usuarios y otra opción mucho más económica, pero repleta de anuncios, como ocurre en YouTube. No es una decisión sencilla y todo se está viendo mediante la lupa de los fríos corredores de bolsa de Wall Street.

Lo que sí es paradójico es que Netflix comenzó como una revolución. La plataforma disruptiva que cambió el mercado con el paso de los años se está convirtiendo en un canal televisión premium. Al final, por más de que seas protagonista y ejemplo en todas las conferencias tienes que sobrevivir al mercado. Y eso no se logra con solo con disrupción.

¿Pagaría más por no tener publicidad en Netflix? ¿Cuál cree que será la decisión que tomarán en la Compañía todopoderosa del streaming? Nos leemos en los comentarios y en el correo: redeswricon@gmail.com

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.