Aunque se parezcan por su terminación ‘ecer’, no se legitima nada ya que son solamente un sonido y una grafía parecidos, pero no tienen el mismo significado.

Lo que quizás muchos no saben ─porque no suelen consultar un buen diccionario─ es que adolecer significa tener algo; no es carecer, como la inmensa mayoría cree. Por esa confusión se producen repetidos errores de semántica, y, por supuesto, se dice todo lo contrario a aquello que se quería decir.

Dos ejemplos ilustrarán mejor este aspecto, que, valga decir, no es mi capricho, sino la definición que del vocablo adolecer registra el Diccionario de la Real Academia Española ─DRAE─.  

«…nada más en este punto muestran que adolecen del conocimiento y la actualización necesaria». Esta cita apareció en un editorial del diario Vanguardia (Bucaramanga). El editorialista, al referirse a los políticos en campaña que deslucen las ciudades con propaganda inútil, confunde adolecer con carecer. Generalmente, se cree que el primer vocablo es sinónimo del segundo, pero no es así. Adolecer es tener. ¿Sorprendido, amigo lector? ¡Pues sí, es tener! La tercera acepción del término dice que adolecer significa ‘tener o padecer algún defecto’. Ejemplo: «Pablo adolece de rabia permanente»; «Ese hombre adolece de pobreza extrema». 

Entonces, el editorialista del diario bumangués debió escribir: «… nada más en este punto muestran que carecen del conocimiento y la actualización necesarios». Necesarios porque conocimiento (género masculino) y actualización (género femenino) constituyen plural; y en gramática (no en anatomía) prevalece el género masculino de las palabras. Por eso se escribe necesarios, en género masculino. Pero hay otra alternativa, si se quiere emplear el término adolecer. Esa oración pudo escribirse así: «…muestran que adolecen de desconocimiento y desactualización necesarios». Es decir, los políticos ignoran y no están actualizados sobre estrategias para conquistar votos, distintas a las de pintarrajear muros, bancas de parques, paredes de casas, semáforos, escaleras públicas, etc., con propaganda sin contenido distinto a sus rostros sonrientes, pero carentes de propuestas.

«Fulano adolece de enfermedades». Esta corta oración dice que fulano padece un delicado estado de salud, aunque su autor quiera decir con ella que aquel está sano. No, no está sano; adolece de quebrantos de salud, es decir, enfrenta alguna enfermedad. Fíjese el lector cómo, para darle sentido completo a una oración donde el verbo adolecer haga presencia, su antagonista carecer sirve como medio interpretativo en sentido contrario. Repito: si fulano adolece de enfermedades, significa que carece de buena salud. Es decir, está enfermo. 

Ahora veamos la contraparte: carecer. Porque es preciso poner los dos verbos en su contexto semántico:

Carecer: Tener falta de algo. Es decir, no poseer. Luego no es lo mismo. Es, al contrario, lo opuesto a adolecer. Ejemplo: «Un ignorante es quien carece de noticias sobre algún asunto». Es quien no tiene noticias o conocimiento sobre un hecho cualquiera.

¿Ya quedó claro? Yo espero que sí, para que no se siga adoleciendo de tantos errores semánticos al escribir esta simpática palabra. O sea, para que no se siga careciendo de información certera acerca del significado del verbo adolecer. Si se consultaran los diccionarios se carecería de ignorancia en esta materia.

¡Hablar y escribir bien, el reto de hoy!

NO SE DICE: Recorderis.

SE DICE: Recordatorio.

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NO SE DICE: Populoso.

SE DICE: Popular.

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