No pueden equipararse a chismes políticos o noticias cotidianas con las que se nutren tantos medios en aras de captar audiencias para mercantilizar la información.

Como lo dijo Jean Cocteau (escritor francés): “No se debe confundir la verdad, con la opinión de la mayoría”. Los casos relacionados con la condición de salud de los individuos deben estar alejados de la opinión sesgada y de la manipulación de los medios de comunicación, que construyen falsas mayorías.

El pasado 31 de mayo conmemorábamos el Día Mundial Antitabaco. Celebrábamos como buena noticia que varios países desarrollados tomaron la decisión de prohibir fumar en espacios abiertos. Antes lo habíamos logrado en titánica batalla que se prohibiera en lugares cerrados, pero vamos por más en aras del bienestar humano. Otro paso gigante que esperábamos pronto se diera en Colombia. Igual ocurrió como cuando en Nueva York el alcalde Bloomberg restringió la venta libre de bebidas azucaradas. (Acá los legos pondrían el grito en el cielo porque les entorpecen el derecho a enfermarse o morirse tempranamente).

La alegría duró poco; la no bien ponderada Corte Constitucional (CC) en una de sus “simpáticas” sentencias da “vía libre” al uso de drogas en espacios públicos con el trillado cuento del “libre desarrollo de la personalidad” (que ni siquiera saben explicarlo y que pocos entienden). Es decir puede consumirse abiertamente licor en espacios públicos (con efectos secundarios catastróficos físicos, mentales y sociales). Igualmente con el bárbaro consumo de estupefacientes, con “respaldo legal”.

El uso de drogas incluyendo tabaco y alcohol no es para debates de opinión. Hasta la saciedad están demostrados científicamente los efectos nocivos y catastróficos en la vida humana. El asunto debería ser ¿cómo intervenimos sus factores de riesgo? ¿Cómo salvamos más vidas? Pero con ese pronunciamiento de la CC, que no evidencia mayor apego médico o que interprete las necesidades y valores de la salud pública, entramos en fase regresiva. Y si no vaya esta perla de la Corte: “El simple consumo de bebidas alcohólicas o sustancias psicoactivas no implica necesariamente un riesgo o amenaza”. Absurdo, cualquier consumo de tóxicos implica riesgos y amenazas. Es elemental sentido común… científico.

Evidente que las cortes con estas actuaciones y lo que se sigue descubriendo ganen en desprestigio. Los magistrados no son los respetables sabios e inspiradores de otrora. Se muestran casi pendencieros y al parecer su experticia deja dudas. Ello lo confirma lo que llaman “El cartel de la toga”, con varios personajes o presos, o fugados, en juicio o señalados de la máxima corte (que pensaríamos de las otras). Triste realidad que debemos padecer, por cuenta de lo que nos habían vendido como impolutas instituciones.

Estas cortes en esas condiciones no inspiran confianza y sus decisiones son cuestionadas y controversiales. Por lo tanto este último pronunciamiento desafortunado y confuso, ha creado caos. A estas alturas ni ellos mismos han podido explicar ni convencer, desfiló una señora que los representa, en actitud de profesora novata con enorme deficiencia didáctica ¿Eso es un magistrado? Las explicaciones que dan parecen jeroglíficos para el común de la gente. Y cada vez que intentan aclarar, hay más enredos, porque tratan de justificar que eso no era, es decir no hay nada preciso concreto y claro.

La confusión es mayúscula ya que cada quien dependiendo de su tendencia ideológica o política da una explicación a conveniencia, falseando la realidad. Especialmente contribuyendo a debilitar el criterio ciudadano, para promover comportamientos erráticos. Ese es el resultado que hoy nos dejan unas instituciones que ante una cuestionada credibilidad, parecen en decadencia. Pero peor aún, contribuyen a menguar lo ganado en salud pública y educación, en una acción regresiva, como lo es este caso

Y la mayoría de medios caen en la  trampa de la polarización más que en aportar argumentos constructivos. Con una interpretación que contribuye a alimentar la inmadurez de la opinión.

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