La mirada del seductor se distingue porque sabe clavar sus ojos en ti y te hace sentir especial sin que te sientas mal, es una mirada profunda, intensa, y que en algunos casos puede llegar a ser una mirada que te come con los ojos, te devora, te enciende por dentro, y a la vez te hace sentir que puede leer tus pecados en tus pupilas, mirar así parecería que no está al alcance de todo el mundo, pero sí se puede ensayar si no se tiene, e incluso se puede llegar a desarrollar con práctica.

Lo primero es entender que la mirada comunica mucho más de lo que se piensa. Yo aprendí a mirar fijamente cuando descubrí el enorme potencial que tenía mi mirada, antes de eso, en mi primer año de facultad, rehuía mi mirada a los profesores porque me sentía insegura de lo que mis ojos podían contar sobre mí.

Un día, sentada en clase, fui testigo de lo que pasaba si, en lugar de esconder mis ojos detrás de un mechón de pelo, los dejaba al descubierto y empezaba a usarlos como parte de mi presencia ante los demás. 

Para darme cuenta de esto pasé mucho tiempo sentada, casi siempre en la última fila de la clase, con todo el tiempo del mundo para empezar mi carrera como ligona de ojos.

Los comienzos fueron algo extraños. Primero empecé a fijar mi mirada unos minutos, y luego, cuando el profesor se quedaba algo descolocado, le retiraba la mirada por pudor. Sentía que había mucho poder en ella y me avergonzaba por lo que podía conseguir con escasos segundos de atención firme. 

De 15 minutos pasé a 45, y de ahí pasé a una clase completa como parte de mi entrenamiento. Fueron sesiones divertidas en las que decidí que iba a tomar cada vez menos y menos apuntes para ir desarrollando la mirada que hoy en día me acompaña.

Mis trucos para lograrla son sencillos, pero para que todo marche bien, hay que ir controlando la operación mirada para que no se convierta en lo que no se quiere: que el ser humano a quien miramos salga espantado.

Algunos tips para usar la mirada para seducir

Fijar la mirada se hace con los ojos abiertos. La apertura de los ojos también es importante, porque lo que tengo claro es que abiertos sí vale, pero demasiado abiertos puede llegar a asustar, si no entiendes lo que te estoy diciendo, te aconsejo que veas la diferencia ante un espejo. Si abres mucho tus ojos coges mirada de loca. Punto.

Después de conocer la apertura de ojos necesaria, hay una segunda posición que sirve como base y casilla segura. Se trata de ir cerrando poco a poco los ojos para que la mirada cobre la intención de estar preguntando algo, esto puede verse en dosis extraordinarias en alguien como Melania Trump, quien mira sí casi todo el tiempo, cosa que puede resultar molesto porque parece que está buscando algo y nunca lo consigue encontrar. Esta posición tiene un tiempo y tiene un momento. No se puede mantener por horas porque nos hará parecer desconfiados.  La idea es aprender a combinar estos dos: ojos abiertos, con ojos de Melania por rachas.

Elevar las cejas como señal de sorpresa

Esto es altamente sexy si lo sabes usar, las cejas, si aprendes a moverlas, hablarán por ti. Tus cejas te permitirán mostrar a los demás cuando algo te gusta, te parece divertido, te sorprende en positivo y te permite comunicarte a otro nivel.

Guiñar el ojo

Reservado para ocasiones muy especiales, este toque de mirada pícara puede resultar altamente estimulante porque es como un llamado a la acción de la persona que tienes en frente. Tienes que saber que al guiñar el ojo estás marcando una complicidad difícil de igualar con otro gesto, y está en ti saber si este guiño te conviene y te va a abrir puertas, o si por el contrario, podría llegar a leerse como carente de sentido.

Aunque por lo general las personas tenemos un ojo que guiñamos mejor que el otro, mi consejo es que aprendas a guiñar ambos y que en el espejo veas cómo te expresas y qué expresas con cada uno de ellos. En mi caso, si guiño el izquierdo (el vocacional) es porque lo hago de forma automática y súper rápida. En una semana este gesto lo puedo usar unas 5 veces para diferentes situaciones, con algún camarero, con algún amigo o con personas que tengan detalles bonitos conmigo y que quiera resaltar.

En cambio, si guiño el derecho, lo hago mucho más despacio, mucho más consciente, y entonces se convierte en una técnica medida. Cuando guiño el derecho, se me arruga un poco la nariz y resulto mucho más graciosa, cuando supe esto, entendí que guiño el derecho me sirve para caer en gracia más que para despertar las hormonas, pero como veremos más adelante, caer en gracia es otra forma de ligar.

Si necesitas una consulta privada conmigo puedes escribirme a este WhatsApp. Todas mis consultas son ‘online’, desde la comodidad de tu teléfono.

Sígueme en Facebook: María Pasión la Doctora Corazón o en Instagram @mariapasioncoach

Encuentra todas las columnas de María Pasión en este enlace.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.