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El volcán Puracé, situado en la cadena volcánica de Los Coconucos en el departamento del Cauca, atraviesa actualmente una fase de alerta naranja que ya cumple un mes de duración, según reporta el Servicio Geológico Colombiano (SGC). Esta condición indica un aumento en la probabilidad de erupción, pero no implica necesariamente que una erupción sea inminente. Es importante tener en cuenta, como señala El Espectador, que el Puracé se encuentra entre los volcanes más activos de Colombia, junto al Nevado del Ruiz y el Galeras, gracias a una historia eruptiva que abarca más de 9.000 años y en la que ha presentado múltiples emisiones de gases, sismos internos y episodios eruptivos. Así, el monitoreo de su actividad es constante y priorizado por las autoridades científicas nacionales.
De acuerdo con los informes más recientes del SGC, la cadena de Los Coconucos experimenta una seguida de eventos sísmicos de tipo Largo Periodo (LP), así como pulsos de Tremor (TR) y tremor continuo, todos relacionados con el movimiento de fluidos dentro del edificio volcánico. Estas manifestaciones sísmicas se concentran bajo el cráter del Puracé, a menos de un kilómetro de profundidad, lo que evidencia la dinámica interna de los gases y su liberación hacia la atmósfera. El SGC ha informado que siete de estas señales están directamente vinculadas con emisiones de ceniza, acciones que han desencadenado alertas dirigidas a la Aeronáutica Civil para prevenir incidentes aéreos.
Las columnas de ceniza registradas en los últimos reportes han alcanzado alturas entre 300 y 1.200 metros sobre la cima del volcán, desplazándose principalmente hacia el noroccidente y suroccidente. Esta dispersión ha provocado la caída de ceniza en algunas veredas cercanas, como Alto Anambío y Cristales, lo que pone en evidencia el alcance potencial de los productos volcánicos y la necesidad de prevención en las comunidades aledañas.
Sumado a esto, el SGC ha documentado la persistencia de señales sísmicas de baja magnitud asociadas con el fracturamiento de roca bajo los volcanes Puracé y Piocollo, a profundidades que fluctúan entre uno y cinco kilómetros. La actividad también involucra importantes emisiones de dióxido de azufre (SO2), además de incrementos térmicos atribuibles a la liberación de gases calientes desde zonas profundas. En el cercano volcán Curiquinga continúa la desgasificación, aunque sin evidencia de expulsión de cenizas por el momento.
Ante la persistencia de estos eventos, la entidad advierte que pueden producirse fluctuaciones temporales en los parámetros monitoreados, lo que puede traducirse en aparentes disminuciones de la actividad sin que esto signifique un retorno a la estabilidad. Un cambio sostenido a la alerta amarilla solo será considerado tras el análisis detallado y continuo de todos los parámetros, una vez se detecten signos claros de menor actividad. Por ello, el SGC recomienda a la población no acercarse al cráter ni a sus inmediaciones, vigilar periódicamente los reportes oficiales y seguir las orientaciones de las autoridades y de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
¿Qué es un sismo de largo periodo (LP) y por qué son relevantes en el monitoreo volcánico?
Un sismo de largo periodo (LP) es un tipo específico de señal sísmica vinculada al movimiento de fluidos en el interior de los volcanes. De acuerdo con los reportes del Servicio Geológico Colombiano, estos eventos suelen indicar la actividad dinámica de los gases y la posible presión acumulada en el sistema volcánico.
La relevancia de estos sismos radica en que su frecuencia e intensidad pueden ser señales claves para anticipar cambios importantes en la actividad del volcán, como una posible erupción o la liberación significativa de gases y ceniza, lo que permite a las autoridades emitir alertas preventivas y tomar medidas oportunas para proteger a la población.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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