Apenas despuntaba el año cuando esta periodista reveló que fue violada, lo que estremeció al país porque también dijo que fue víctima de un hombre muy poderoso. Lo hizo en su columna de El Espectador del 19 de enero, y abrió así el camino para que otras se sumaran, en una suerte de capítulo colombiano, al movimiento mundial #MeToo (Yo también), que viene recorriendo el planeta (y sumando cada vez a más mujeres valientes) desde cuando se denunciaron los abusos que cometió el productor cinematográfico Harvey Weinstein.

De hecho, #MeToo fue el personaje del 2017 de la revista Time, año en que las mujeres comenzaron a sacar a la luz sus denuncias de acoso y abuso sexual. Empujada por esa marea, Morales publicó su caso en un relato que comenzó a escribir en tercera persona, y de esa forma contó con detalles cómo una mujer fue violada por su poderoso jefe. En el tercer párrafo, soltó la bomba: “La protagonista de la historia soy yo y al violador lo seguiré llamando ‘Él’”.

El verdadero tsunami informativo que provocó, cargado sobre todo de especulaciones y críticas porque, como ella misma lo anunció en su columna, decidió no decir quién es ‘Él’ (y así lo ha cumplido), todavía se siente en el país, e incluso animó a otras mujeres a contar sus casos, que se recogen aquí, no para revicitimizarlas, sino porque constituyen hechos de la máxima importancia que también marcaron a Colombia en el año que termina.

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Después de Morales, otra que decidió contar no lo que le pasó a ella, sino a su señora madre, fue la senadora del Centro Democrático Paloma Valencia, también en una columna de opinión, esta vez en El Nuevo Siglo, donde dijo que su mamá, Dorotea Laserna, le pidió hacer público su caso.

Si bien los episodios de Morales y de Laserna difieren en que a la primera la violaron y a la segunda apenas intentaron accederla, tienen como común denominador el hecho de que sus agresores fueron hombres poderosos. Además, la mamá de la senadora avanzó un poco más e identificó el cargo de quien intentó abusar de ella: Procurador General de la Nación.

En esa columna, Valencia lanza una amonestación a su mamá, que se puede leer también como una crítica a Morales por no dar a conocer el nombre de quien la violó: “Espero que mi mamá decida enfrentar la gravedad de estos hechos, dando el nombre del agresor. La verdad es la única que protege y la verdad es la única que condena. La especulación que daña a otros y que empieza a teñirse de matices políticos, destruye el buen nombre de hombres inocentes y también daña el proceso de reivindicación de las mujeres”.

Un día después de la publicación de la columna de Valencia, la periodista Claudia Julieta Duque también expuso su caso, y esta vez sí dio la identidad de la persona a quien señaló como su agresor. Escribió en Twitter:

En declaraciones posteriores a El Espectador, Duque dijo que Gómez Méndez le puso una mano en la rodilla e intentó besarla cuando ella fue a su apartamento para que él le hablara del asesinato de Jaime Garzón. En ese mismo medio, Gómez Méndez dijo: “Solo le reitero que el hecho como ella lo plantea simplemente no existió. No voy a ponerme a recrear una entrevista particular de hace casi quince años. Ya le dije lo que pienso, así como mi respeto por ella, como una valiente periodista, eso es todo”.

Esos tres graves escándalos le dieron arranque a un año salpicado de historias de víctimas que también decidieron contar sus casos, todos los cuales siguen en etapa de investigación:

  • La patrullera de la Policía Ana Milena Cruz Rayo, que trabaja en el Grupo de Análisis y Administración de Información Criminal de la Sijín en Huila, denunció por acoso sexual al comandante de Policía de ese departamento, coronel Óscar Pinzón Moreno. Según ella, lo que empezó como una simple “galantería” de su superior se convirtió en un calvario para ella y su familia debido al “acoso sexual”. El caso quedó en manos de la Dirección de la Policía.
  • Tatiana Álvarez Perdomo narró su pesadilla por mandar unas fotos suyas desnuda a una ‘amiga’ (‘Andrea Mojica’), que conoció por Facebook. Contó que esas fotos y las intimidades de que hablaba con ‘Mojica’ cayeron en manos del capitán Yeison David Muñoz, que, según medios, hacía parte del esquema de seguridad de Presidencia. Álvarez aseguró que luego de varios meses de charla descubrió que la mujer del perfil falso en realidad era el capitán Muñoz, y que cuando el uniformado la contactó lo primero que le dijo era que debía acceder a sus pretensiones sexuales ya que tenía las fotos íntimas que ella compartió en la red.
  • La estudiante de la Universidad Nacional Lizeth Lorena Sanabria acusó al profesor Freddy Alberto Monroy, director de la maestría de la Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales, de acosarla. Sanabria aseguró que grabó un video motivada por que no le suceda más a otra persona, y agregó que la primera vez que le pasó un episodio con el mismo docente le causó “mucho daño sicológico”. La universidad abrió una investigación.
  • Alexi Amaya, funcionaria de la facultad de Derecho de la Universidad Nacional, también denunció al profesor José Guillermo Castro Ayala de acoso y tocamientos indebidos. El asedio, según ella, comenzó en 2015, cuando al docente lo nombraron jefe de ella y director del proyecto de relaciones internacionales. La mujer también señaló a Castro Ayala de hacerle propuestas indecorosas por WhatsApp. Él negó las acusaciones. Amaya instauró la denuncia disciplinaria, que quedó estancada.
  • Juan Fernando Sánchez y Edward Ruiz, auxiliares del Inpec (prestando su servicio militar) en la cárcel El Pedregal, de Medellín, denunciaron a su superior, el teniente Emiro Cantero, por actitudes con ellos que los incomodaban, como tocamientos y comentarios que los incomodaban. El caso quedó en conocimiento del Inpec.
  • Un grupo de 20 hombres, de entre 18 y 23 años, denunciaron acoso sexual del expresidente de McDonald’s en Colombia Pedro Medina, a través de acciones como manoseos, conversaciones inapropiadas, juegos de roles y relaciones voyeristas en las que el alto ejecutivo abusaba de su poder. El empresario estuvo al frente de la cadena de comidas rápidas en el país hasta 1999 y luego creó la fundación Yo Creo en Colombia. Dicta talleres con jóvenes emprendedores, completamente retirado del mundo empresarial.
  • La actriz Eileen Moreno hizo pública la golpiza que le propinó dos meses antes su entonces novio, el actor Alejandro García. El escándalo tomó ribetes de novelón, pues, a manera de capítulos, los dos involucrados fueron soltando, gota a gota, sus versiones anunciando cada vez que presentarían nuevas pruebas a favor del testimonio de cada uno. En todo caso, la importancia de esta denuncia está en que animó a otras mujeres a contar sus casos.
  • La actriz Carolina Sabino reveló que también fue maltratada, a propósito de caso de Eileen Moreno. En un mensaje, donde se solidarizó con su colega, Sabino se confesó y agradeció a su actual esposo, Mario Bert, por ayudarla a sanar las cicatrices del pasado. “Sabes cuánto he visto maltratar y he sido maltratada. Sabes nombres, sabes que nunca denuncié… A través de mi experiencia, has conocido el miedo que puede llegar a sentir una mujer”, escribió.
  • La exparticipante de ‘Masterchef’ Catalina Gómez contó su historia tras la denuncia que hizo la actriz Eileen Moreno. Aseguró que lo pensó mucho antes de compartir su caso, pero sintió que por “responsabilidad social” y su faceta de madre no podía callar más. Escribió: “Prefería decirles a mis familiares y amigos que había tomado bastante licor (cuando no me gusta el trago) o que me había caído o que había sido víctima de una pelea callejera etc., etc… una y mil excusas tratando de justificar o de no correr más riesgos y mientras tanto ‘el personaje’ mirando a los ojos y con la frente en alto a todos los que me rodeaban […]”.
  • El caso de la actriz Juliana Daza no se conoció en principio por ella misma, sino por su amigo el exfutbolista JJ ‘Turbina’ Tréllez, que denunció (animado también por el caso de Eileen Moreno) al mariachi Ricardo Torres de abusar y golpear a Daza.
  • Otro caso conocido este año fue el de una patrullera que acusó al comandante de Policía de Carreteras en Nariño, mayor Fernando Montaña de acosarla sexualmente. El oficial fue separado del cargo mientras se adelanta la investigación
  • El último escándalo registrado este año fue el del estudiante Nicolás Machete, del colegio San Viator, de Bogotá, que señaló al hasta hace poco rector de esa institución, sacerdote Albeyro de Jesús Vanegas Bedoya, de haberlo sentado en sus piernas y besado. Estas declaraciones se produjeron en el marco del escándalo que desataron las declaraciones de la señora Patricia Osorio, que aseguró que su hijo Daniel Eduardo Osorio se suicidó el año pasado por los abusos a que fue sometido por los sacerdotes de ese colegio.

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