La razón es que después de contar en la revista que un tío paterno la “abusara sexualmente” en un cuarto de su abuela, en Cali, la periodista invocó al presidente Iván Duque para manifestarle su respaldo a la cadena perpetua. “Sí, mil veces sí”, sostiene y le dice al presidente: “Aunque le digan que solo busca subir en las encuestas, no desfallezca, presidente Duque”.

El tema, además, ha abierto el debate en el país entre quienes, como Dávila y el presidente, defienden ese tipo de castigos, y quienes, como la misma Comisión Asesora del Ministerio de Justicia, consideran que eso es populismo y que no tienen ningún efecto.

Los especialistas hablan de populismo punitivo, al que, según ellos, apelan los políticos en tiempos de crisis, de baja en las encuestas, o en temporadas preelectorales, para ganarse el favor de los ciudadanos y de los electores.

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En ese contexto es que Dávila dice que no está siendo populista al contar lo que le pasó cuando era niña. “¿Qué intereses tengo de ser populista? No me quiero hacer elegir, no me quiero hacer contar en las urnas, no estoy haciendo política; estoy partiendo de una experiencia personal que me lleva a esa conclusión [La de la cadena perpetua]”, dijo en Caracol Radio.

“La gente no denuncia por miedo”, agregó Dávila en la emisora. “No podemos pedirle a la víctima que además tenga la carga de que el delito se acabe o que el delito sea castigado. Porque muchas víctimas son niños. No estamos hablando de las víctimas adultas. Estamos diciendo cadena perpetua para violadores y asesinos de niños”.

Sin embargo, dijo algo más que llama la atención sobre su postura. “Yo soy consciente, porque también he leído mucho sobre el tema, de que esa no es la solución. ¿Pero por qué tenemos que pensar en los violadores y no en los niños? ¿Por qué tenemos que pensar en los derechos humanos de los violadores y no en los derechos humanos de los niños?”.

También contó en la emisora que este domingo, después de que se conociera su columna, tuvo un día de muchas llamadas y de muchos mensajes. “De gente, incluso, muy importante en este país con posiciones de poder increíbles, diciéndome a mí también me pasó, después le cuento, le voy a contar detalles. Gente de los medios de comunicación, funcionarios, exfuncionarios…”, contó.

Eso refleja que el abuso contra los menores es una epidemia. Y Dávila da la razón por la que no se dimensione bien: “Los niños no tienen un movimiento como ‘Me too’. Los niños no pueden contarlo fácilmente. Un niño ni siquiera sabe que eso es una conducta delictiva. Por eso pensé, voy a escribir esto, y le confieso que mientras iba escribiendo sentía una cosa en la garganta que me estaba apretando y una cosa rara como si me fuera a desmayar. Yo soy una señora adulta. ¿Cómo se sentirá un niño?”.