A Mario Alonso Bermúdez Restrepo, geoarqueólogo y docente de la Universidad de Caldas, se le cumplió un sueño después de 10 años de indagar y tocar puertas.

El Grupo de Investigación en Geoarqueología (GIGA), coordinado por Bermúdez y adscrito al programa de Antropología de la U. de Caldas, encontró hace 10 días en el Centro de Innovación para Caldas, en el centro poblado de Guarinocito (La Dorada), vestigios de sociedades humanas que habitaron la zona.

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El profesor, junto a sus estudiantes, reportó la evidencia de actividades antrópicas, relacionadas con la producción o reparación de herramientas líticas, durante el período Holoceno Medio, fechado aproximadamente entre los años de 7.500 a 4.500 antes del presente (5.500-2.500 a. C.).

¿Por qué es importante?

En territorios cercanos a Caldas (al norte del río Magdalena, en la sabana de Bogotá, en Girardot, en el Valle del Cauca) investigadores, entre ellos el profesor y geoarqueólogo Carlos López, encontraron sitios asociados a cazadores recolectores, de alrededor de 10 mil años, pero el departamento cafetero siempre fue la excepción.

“Nos preguntamos por qué no están por aquí. En arqueología nunca los habíamos encontrado, solo descubrimos sitios superficiales, por lo que decidimos bajarnos un poco y meternos cerca de La Dorada a buscar lugares”, relata el profesor Mario.

Así es como en el 2012 el GIGA encontró unas superficies enterradas debajo de la actual. Es decir, cuando el río Magdalena crecía y se salía de su cauce llenaba la llanura que hoy se conoce, enterrando la que un día habitaron otras comunidades.

Desde La Dorada hasta el río Guarinó el grupo de investigadores encontró dicho suelo enterrado, pero ninguna evidencia de quienes lo habitaron. El docente Bermúdez explica: “Cuando uno encuentra los ambientes, pero no encuentra a la comunidad nosotros mencionamos que hay un silencio arqueológico, es como si no hubiera habido gente, como que uno se asoma y no ve a nadie. Se presenta como una desocupación”.

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No obstante, con este hallazgo, Caldas entra en el panorama científico y arqueológico del continente, pues “estos datos pueden cambiar las hipótesis de las bandas de cazadores recolectores en el paleopaisaje que vivieron en esta zona de Sudamérica“.

El arranque

Luego de la pandemia, cuando se retoma la presencialidad, Mario Alonso volvió a La Dorada para enseñarles a sus estudiantes de Geoarqueología sobre el paleosuelo. Con este nuevo arranque consiguieron encontrar la evidencia que tanto había buscado.

“Hicimos los pozos de sondeo (huecos). Luego, me llama una estudiante y me pregunta: ¿qué es esto?, al mismo tiempo que me muestra unas rocas (lascas en chert). A lo que yo le respondí: esa es la evidencia de que esa gente estuvo aquí parada. Ese es el registro arqueológico“, cuenta el docente.

Ustedes se preguntarán por qué el encontrar estas rocas es un hallazgo tan contundente. Lo primero que hay que saber es que el paleosuelo se compone de arena (tierra suelta), y es negro; es decir, en circunstancias de silencio arqueológico no tendría porqué estar una piedra.

Bermúdez Restrepo añade: “En la escuela me enseñaron que las piedras no se mueven por sí solas, que alguien las tiene que transportar. Las que hallamos no tienen ninguna evidencia de rotación; no están pulidas, como las de la parte de arriba que son cantos rodados. Las rocas están como si las hubieran acabado de quebrar, eso implica que las quebraron allí para sacar otra cosa”.

Aquí se evidencia el paleosuelo y la formación del Holoceno Medio y Actual.
Aquí se evidencia el paleosuelo y la formación del Holoceno Medio y Actual.

¿Cómo se estudia la evidencia?

Los seres vivos tienen Carbono 14, un isótopo que se puede utilizar para medir el tiempo. “Cuando uno fallece deja de mantener el Carbono 14, porque él se renueva y eso para con la muerte“, explica el académico.

Cuando algo o alguien muere, el Carbono 14 tiene la particularidad de convertirse cada 5.730 años en carbono 12, y luego de este mismo tiempo seguir reduciendo su tamaño. Es así como se determina el periodo que una especie habitó un sitio.

El GIGA recogió una muestra de tierra, la sometió a dicho estudio, y supo que el paleosuelo descubierto en La Dorada se ubica entre el Holoceno Medio y el Holoceno Actual. “Quiere decir que ese suelo se formó en el Holoceno Medio, porque de ahí para arriba está el actual, o sea, es la gente que estábamos buscando. A mí casi me da un ataque, al principio estaba pasmado. Lo recuerdo y me dan ganas de llorar”, concluye el geoarqueólogo.

Lo que sigue

*El grupo de investigación de la U. de Caldas proyecta dejar al departamento un museo de sitio, para que la comunidad conozca cada uno de los procesos y las excavaciones.

*Intentarán encontrar qué comían los cazadores. Esto a través de una extracción de grasas y de partículas pequeñas -fitolitos- que contienen todas las plantas.

Mario Alonso Bermúdez Restrepo junto a las rocas.
Mario Alonso Bermúdez Restrepo junto a las rocas.