El concejal Morris, recuerda Casas, una vez le dijo que era una mantenida cuando ella lo llamó para decirle que por falta de pago les habían cortado la luz: “Trabaje, haga algo, desocupada, mantenida”, le dijo su esposo, quien en ese momento ya no vivía en la casa pero era responsable de pagar los servicios.

Ante ese señalamiento, Patricia Casas, de forma airada, le explicó a Vicky Dávila que ella no es ninguna mantenida: “Yo he trabajado y he trabajado muy duro durante más de 20 años”, y agregó: “Yo soy una ama de casa, una cuidadora del hogar y una mamá, sobre todo; y ese trabajo se respeta”.

Casas añadió: “Yo soy la cara visible… Porque yo no tenga una recompensa económica, porque se entiende que uno trabaja es cuando sale de su casa y recibe un dinero a cambio, no, el trabajo de las mujeres en la casa se respeta; y es tan valioso y tan sagrado, que todas las personas que estamos aquí somos producto de mamás y abuelas que estuvieron ahí, formando seres humanos, que no es cualquier cosa”.

Hollman Morris

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Quedarse en el hogar, continuó Casas, “es un trabajo maravilloso, es un trabajo que a mí no me cuesta, pero esa función como madre la he asumido como un trabajo. El trabajo de una madre, no termina, no tiene remuneración”, apuntó.

Patricia Casas asegura que no solo fue víctima de violencia intrafamiliar por parte de su esposo, sino que él la violentó de manera sicológica y económica, al hacerle pagar por ciertas cosas, como los uniformes de colegio de los niños, cuando ella no tenía un ingreso para pagar los 3 millones que valían, junto con computadores y otros útiles.

Y terminó con esta frase, en referencia al trabajo en el hogar: “Eso no te hace menos digno ni te hace menos respetable”.