Forst recorrió el país durante 14 días en una visita en la que conoció de primera mano la situación de los defensores, e indicó que percibe que el Gobierno tiene una ambición y una voluntad política para encontrar una solución.

Sin embargo, volverá “en los próximos meses para monitorear junto con el actual Gobierno el nivel de implementación de algunas de las recomendaciones que ha hecho”.

Asimismo, aseguró que durante estos 14 días ha percibido “en las reuniones con los defensores” el miedo que siente, lo que le ha “horrorizado y consternado”.

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Por eso, dejó consignado en el informe ‘La voz de los defensores’, la forma “como ellos se preocupan frente al Gobierno y la comunidad internacional”, “la gravedad de los ataques que enfrentan, y el hecho de que queden indefensos”.

El funcionario también destacó que hace diez años que ningún relator de la ONU era invitado a Colombia, lo que considera que era una señal de que “algo no funcionaba bien en términos” de su mandato.

En este sentido comentó que el informe incluye elementos para que el Gobierno pueda “decidir sobre una nueva política ambiciosa para la situación de los defensores y también para la prevención de los riesgos que enfrentan en tantas partes del país”.

Finalmente, explicó que durante su visita ha escuchado alegatos “concretos que vienen de organizaciones locales” acerca de que varias compañías internacionales “pueden haber estado involucradas directa o indirectamente” en los ataques contra defensores.

Por eso, Forst invitó a esas compañías para que dialoguen acerca de las denuncias puesto que lo considera “bastante preocupante”, especialmente “de las industrias extractivas”.

A esas empresas les enviará “cartas de alegato” que tienen un margen de 60 días para responder, si bien su respuesta la publicará con el Estado colombiano.