El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
En el documento firmado por el excomandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), asumió el nombramiento como gestor de paz y dijo tener propuestas para acabar con la violencia en Tierralta y en Paramillo (Córdoba).
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El documento de Salvatore Mancuso dice: “Lamento y condeno enérgicamente los actos de agresión contra la población perpetrados en Santa Isabel del Manso, en Tierralta, sur de Córdoba. La violencia contra nuestros campesinos, venga de donde venga, es inaceptable y merece toda nuestra repulsa y solidaridad”.
Según escribió Mancuso, para detener cualquier “incursión armada” es necesario privilegiar “el diálogo político con las organizaciones que operan y controlan esos territorios”. Asimismo, propuso la creación de un sistema de alertas tempranas que incluya a “la Defensoría del Pueblo, ONG’s de Derechos Humanos y organismos multilaterales como la OEA y la ONU”, que sean verificadas por la misma población campesina.
De la misma manera, la propuesta central del ahora gestor de paz es que se conformen mesas regionales de paz, en la cuales participe la población civil de la zona. “Estoy convencido de que las comunidades del Paramillo tienen la experiencia acumulada, un sentido de resistencia inquebrantable y la voluntad, para iniciar diálogos con todos los actores involucrados en el conflicto”, dijo Mancuso.
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El exjefe paramilitar cierra su carta asegurando que “la paz es un compromiso colectivo”, y también escribió: “Cuenten conmigo para ese fin”.
Sobre lo ocurrido en Tierralta, donde al parecer miembros de la Fuerza Pública sin distintivos amenazaron con armas a la población civil, incluidos menores de edad y mujeres embarazadas, está en la mira de as autoridades que investigan los hechos. Fiscalía, Procuraduría, Ejército e incluso la Justicia Penal Militar indagan sobre las denuncias hechas sobre que los militares, además de hacerse pasar por disidentes de las Farc, habrían cometido abusos, incluso sexuales, contra la población.
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