Por: El Espectador

El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.

Este artículo fue curado por Gustavo Arbelaez   Ago 19, 2023 - 8:50 am
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Enfrentada, sin ningún tipo de protección, a un cielo bogotano totalmente nublado, que da la impresión de reventar lluvias en cualquier momento, se encuentra agotada, pero decidida, la periodista venezolana Carolina Briceño, quien adelanta una huelga de hambre desde el lunes, en medio de una precaria situación económica, derivada de la imposibilidad de conseguir un empleo regular.

Su periplo, por el a veces enrevesado camino burocrático de las instituciones, comenzó en febrero, cuando decidió cancelar su permiso de protección temporal, PPT, con el fin de comenzar formalmente el proceso de obtención del estatus de refugiada.

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Este movimiento, según ella, le fue aconsejado por organizaciones de apoyo al migrante, con el objetivo de ayudarla a conseguir protección que le permitiera resguardarse de la cruda persecución en su contra, por parte de las autoridades venezolanas, las cuales han llegado al punto de intimidar a sus excompañeros del diario La Nación (en donde ella trabajaba y adelantaba investigaciones sobre casos de testaferrato en los que estaba involucrado Nicolás Maduro). “He conocido casos de personas perseguidas por el régimen de Maduro que son secuestradas por el Eln, para ser entregadas en la frontera”, le contó al El Espectador Carola Briceño.

En medio de estas amenazas, las cuales la llevaron a irse de Cúcuta (en donde llevaba un par de años afincada) a la ciudad de Bogotá, Briceño renunció a su estatuto sin imaginar que, al hacerlo, no solo iba a renunciar a la posibilidad de trabajar legalmente en Colombia; además, comenzaría todo un lento y engorroso proceso burocrático que la tiene atrapada en un limbo jurídico migratorio: por un lado, no puede obtener los beneficios de un estatuto al que renuncio; y, por el otro, no puede acceder al estatuto de refugiada que le dé el resguardo necesario para proteger su vida.

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Aunque algunos medios de nuestro país la han contactado para ofrecerle una vacante de empleo, los procesos de vinculación han quedado rápidamente estancados debido a la imposibilidad de firmar un contrato de trabajo que le permita ejercer su profesión. “Tampoco puedo montar un puesto en la calle, porque si trabajo de manera irregular pierdo mi posibilidad de obtener el estatuto y la protección internacional”, denunció la periodista.

En medio una situación semejante, el dinero y las ayudas que ha recibido de distintos medios como la Alcaldía y organizaciones internacionales de periodistas está comenzando a escasear, empujándola realizar una huelga de hambre frente a la sede de ACNUR en Bogotá. Dicha entidad, según ella, es la que más ha dilatado su obtención del estatuto de refugiada, por cuanto solo ha recibido informaciones confusas por parte de sus funcionarios.

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Por el momento, ACNUR Colombia, que dijo que este es el país con mas migrantes extranjeros no se ha pronunciado sobre esta denuncia llevada a cabo por la periodista venezolana.

Entre tanto, Briceño permanecerá firme frente al edificio de esta organización en Chapinero, esperando a que su tan ansiada solución al requerimiento para su protección, llegue más rápido que la fría lluvia capitalina.

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