Cuando enfrenta la mayor crisis de su mandato, este lunes primero de mayo el presidente Gustavo Petro recurrirá a la calle y al balconazo en búsqueda de apoyo popular para sus reformas. A diferencia de las manifestaciones de febrero pasado, cuando radicó el Plan de Desarrollo y la reforma a la salud, hoy el ambiente político está crispado.

(Vea también: Estos son los puntos de concentración de las marchas por el Día del Trabajo, en Colombia)

El balconazo ocurrirá tres días después de las manifestaciones del pasado viernes, cuando se conmemoraron 2 años del paro nacional que, en parte, favoreció la llegada de Petro a la Casa de Nariño.

Sin embargo, hoy el mandatario no solo enfrenta sus más altos niveles de desaprobación en menos de un año de gobierno –lo respalda el 35 % de la gente, según Invamer–, sino que sus mayorías en el Congreso hacen agua, su coalición se rompió (hoy hace frente a un bloque parlamentario de liberales, conservadores y la U) y su gabinete sufrió un nuevo remezón que implicó descabezar a voces tan respetadas como las del exministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, o Cecilia López (Agricultura).

Así las cosas, el respaldo popular y las movilizaciones de este lunes llegan como una bala de oxígeno para el Jefe de Estado. Todo esto justo cuando la reforma a la salud tambalea en el Congreso y amenaza con arrastrar al abismo a otras iniciativas clave, como las reformas pensional y laboral.

De hecho, se tiene previsto que Petro posesione a sus nuevos ministros durante las concentraciones y haga énfasis en su reforma laboral a propósito de la conmemoración del Día Internacional del Trabajo.

“Espero al pueblo trabajador en la plaza de armas del Palacio de Nariño a la 1:00 de la tarde. Vamos a hablar de estabilidad y derechos laborales”, dijo Petro el pasado jueves, secundado por varias cuentas oficiales que comenzaron a mover en redes sociales el numeral #PrimeroPorElCambio con imágenes alusivas a la convocatoria. “¡Vuelve el presidente Petro al balcón!”, trinó a su turno la jefe de gabinete, Laura Sarabia.

(Vea también: Otro funcionario le renunció al Gobierno de Petro; era muy cercano a José Antonio Ocampo)

El tono de ese llamado contrasta con los duros mensajes que ha lanzado el Presidente durante los últimos días, en los que ha arreciado el discurso y ha prendido las alarmas por la controversia de sus locuciones. Una muestra de ello fue su defensa a la figura de la expropiación el pasado viernes, después de que se conoció que en su Plan de Desarrollo –que, dicho sea de paso, también corre el riesgo de terminar sancionado por decreto ante lo apretado de los tiempos– fue incluido un artículo que daría vía libre a ese mecanismo de forma exprés.

No menos polémico fue lo que dijo Petro el pasado martes desde Zarzal (Valle del Cauca), donde reclamó que la clase política “está burlando las decisiones de las urnas”, por lo que instó al movimiento campesino “a que se levante en la dignidad de sus necesidades”.

En esa misma tribuna, pidió que se instalara lo que denominó como un gobierno de emergencia “dado que el Congreso no fue capaz de aprobar unos artículos muy pacíficos”.

Mensajes de ese calado, que bien podría ser el abrebocas de lo que será el discurso del mandatario desde el balcón, llevaron a figuras como el fiscal General, Francisco Barbosa, a prender las alertas y vaticinar, por ejemplo, el “embeleco” que implicaría llevar al país a una constituyente en caso de que las cosas no le resulten a Petro por la vía legislativa.

Lee También

Voces a favor y en contra

El pasado martes, previo a la salida de 7 ministros y en medio de la turbulencia por la ruptura de la coalición en el Congreso –donde Liberales, Conservadores y la U arreciaron en su no a la reforma a la salud–, Roy Barreras (Pacto Histórico), hizo un llamado a la moderación y, sin mencionar nombres, aseguró que no es tiempo de alzar la voz para provocar polarización o confrontación social.

Entre líneas, Barreras –quien se ha destacado como escudero fiel de Petro– pareció renegar del llamado a las calles y del balcón, por lo que defendió, una y otra vez, que es el Congreso el escenario para discutir los proyectos del “cambio”. “Que no ocurra que la discusión sobre la reforma a la salud, tan accidentada, se utilice como trompo de poner para justificar una confrontación en las calles, porque eso no le resuelve nada a nadie”, advirtió.

Semanas atrás, en entrevista con este diario, el senador Humberto de la Calle (Centro Esperanza), terminó coincidiendo con Barreras y advirtió que “discutir las reformas en la calle, como propone Petro, agobia y presiona al Congreso”.

Pese a conformar la coalición de gobierno, la representante Katherine Miranda criticó la convocatoria y, al advertir que los recientes balconazos del Presidente no tuvieron los resultados esperados, señaló que Petro busca “pegarse” a las tradicionales marchas del 1 de mayo para tratar de capitalizar sus participantes, haciendo creer que las masivas movilizaciones son en respaldo suyo, cuando en realidad se enmarcan en una fecha usual de protestas.

“El 1 de mayo históricamente se han dado movilizaciones sociales y él está tratando de pegarse. Una movilización grande no la veo por ningún lado. Puede llegar a ser muy contraproducente la movilización del Presidente porque, por un lado, puede ser tomado por el Congreso como una amenaza y, por otro, porque no creo que tenga gran alcance”, explicó Miranda a este diario.

En este contexto, sobresale un hecho disiente que da cuenta del ambiente en el que se desarrollarán las marchas. Hace 15 días, la Confederación General del Trabajo (CGT) –una de las organizaciones que tradicionalmente convoca y lidera las protestas del 1 de mayo–, rompió relaciones con el Gobierno de Petro y se declaró independiente al Ejecutivo.

Su presidente, Percy Oyola, dijo a EL COLOMBIANO que están a la expectativa de lo que diga el mandatario en términos laborales y, si bien dijo que no les molesta que Petro trate de permear su movilización, defendió que el foco será la reforma laboral: “Queremos escucharlo para saber cuál será el rumbo en el Congreso. Sería muy desafortunado que no pudiéramos avanzar en la recuperación de derechos. Tendremos que evaluar qué sigue”.

En contraste, como muestra de que la manifestación podría subir de tono y que lo que prime sea el descontento y no el apoyo, el viernes Roy Barreras admitió –en medio del congreso de Asofondos– que los tiempos ya no dan y la reforma laboral no alcanzará a ser discutida en las 8 semanas que restan para que concluya la legislatura.

Desde la oposición, las críticas, más allá de la retórica, están relacionadas con los costos para el erario de cada balconazo del Jefe de Estado. Con base en derechos de petición que contestó el propio Departamento Administrativo de Presidencia (DAPRE), colectividades como Cambio Radical alertaron que las últimas 4 apariciones públicas de Petro (con sonido, logística y luces a bordo), le costaron a los colombianos alrededor de $346 millones.

“Absurdo. La economía va en decrecimiento, la vivienda e infraestructura paralizadas, y la inseguridad campea. ¿La respuesta de Petro? Otro show en el balcón, ¿para qué? Soluciones, no discursos”, declaró la colectividad, mientras que uno de sus senadores, David Luna, rechazó que Petro no solamente está llamando a las calles, sino que “está tratando de sugerir que se cierre el Congreso (…) Petro prefiere el discurso del balcón, donde hay que confrontar y simplemente polarizar”.

No obstante, desde el sector más irrestricto del petrismo hay voces que justifican el llamado a las calles como un mecanismo de “refrendación”, haciendo alusión al triunfo del mandatario en las urnas: “Colombia debe movilizarse para recordarle al país de los políticos de toda la vida que no supieron estar a la altura de la historia. El pueblo, que es soberano, deberá volver a las calles a refrendar su deseo de transformación”, declaró la senadora Piedad Córdoba.

El tire y afloje tiende a acentuarse con el pasar de los días. Está por verse si Petro, con su llamado a las calles, favorecerá la unidad nacional –como lo demanda la Constitución– o si, por el contrario, su convocatoria acentuará la polarización y conducirá al país a nuevas rencillas sociales y políticas.

Esto le costaron al país los eventos en plaza pública de Petro

Plan de desarrollo: $52 millones

El pasado 6 de febrero, al presentar la hoja de ruta de su gobierno para los próximos 4 años, el presidente Gustavo Petro ideó un evento en la Plaza de Bolívar en Bogotá a la que citó a sus ministros y a miembros del Congreso. El evento costó $52’620.415.

Al revisar el detalle de los gastos, se evidencia que desde el DAPRE destinaron casi $29 millones para instalar, entre otros, consolas de sonido para 300 personas, micrófonos, cableado, un procesador de video y hasta un tanque de agua para vientos de pantalla.

Durante la presentación también se dispuso de una carpa, un pabellón para el hangar y el personal para el montaje por valor de $7’492.868. Inclusive, desde la Casa de Nariño se destinaron $5’653.235 para “bebidas protocolarias”, una estación de café, vasos y botellas de agua.

Lee También

Reforma a la salud: casi $80 millones

El 13 de febrero pasado, en la Plaza de Armas de la Casa de Nariño, el presidente Petro, en compañía de su entonces ministra de Salud, Carolina Corcho, y otros alto funcionarios de su gobierno, presentó su reforma a la salud. Para suplir los gastos de consolas, micrófonos, plantas eléctricas, operarios y sistemas de audio se destinaron desde el DAPRE $50’155.230. Por otro lado, en la instalación de carpas y zonas de baños para los asistentes al evento se pagaron $19 millones, sumado a otros $5’302.253 para el alquiler de sillas.

Inclusive, para la radicación de la que es considerada su iniciativa más importante en el Congreso, pero a la vez la más controversial, desde Presidencia se destinaron recursos por más de $5’400.000 para el rubro de “transporte de equipos y elementos”.

Balconazo: $197 millones

Pasadas 24 horas de la radicación de su reforma a la salud, Petro le apostó al balcón para defender no solo la iniciativa, sino sus reformas pensional y laboral. El evento se desarrolló también en la Plaza de Armas. La actividad costó en total $197’323.360, sin duda el más costoso de sus eventos públicos. Según el registro del DAPRE, solo para iluminación y televisión hubo una partida de más de $92 millones. El dinero incluía luces, planta eléctrica, alquiler de vallas, banderas y carpas. Adicionalmente, para las pantallas LED en las que se transmitió el balconazo, el Gobierno pagó $31.816.997. Inclusive, desde la Casa de Nariño se asignaron alrededor de $25 millones para pagar por agrupaciones artísticas y otros $27 millones para consolas, micrófonos y sistemas de baterías y percusión.

Reforma laboral: $17 millones

El último evento público de Petro para la presentación de sus proyectos fue en la noche del 16 de marzo, cuando le presentó al país su reforma laboral. Para la presentación de la iniciativa se destinó un montó de $17’072.035.

Al revisar en detalle cómo se invirtieron los recursos llama la atención que $8’548.739 fueron para carpas plásticas. A ello se suman $7’155.752 para el alquiler de sillas plásticas, algunas de las cuales –como quedó evidenciado en fotografías– resultaron vacías, pues no hubo lleno total en la Plaza de Armas de la Casa de Nariño. Finalmente, para transporte, montaje y desmontaje se destinaron $1’144.920. Al evento asistieron, entre otras, la vicepresidenta Francia Márquez, y la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez.

(Vea también: “Se va a ir derrumbando”: Paloma Valencia advierte a Petro sobre las elecciones de octubre)

  • Banderas del “cambio”: en números rojos

Más allá de las usuales cifras de favorabilidad de mandatarios y estado de ánimo en el país, la encuesta Invamer de abril dejó al desnudo una difícil realidad para el Gobierno: pasado menos de un año de mandato, Petro no está generando los resultados prometidos. Entre agosto y abril pasado, el porcentaje de quienes creen que el costo de vida está empeorando en Colombia pasó del 80 % al 92 %. En frentes como corrupción (74 %) y lucha contra la pobreza (71 %) se observan resultados similares. Se trata, nada menos, que de algunos de los temas fundamentales durante la campaña que llevó a Petro a la Presidencia y en los cuales comienzan a evidenciarse flaquezas. Justamente, estos indicadores explican parte del revolcón ministerial.