El análisis titulado ‘Trayectorias y dinámicas territoriales de las disidencias de las Farc’ sostiene que no es posible equiparar las disidencias de las Farc comandadas por ‘Iván Mordisco’ en Guaviare, Vaupés y Guainia, con las que encabeza ‘Gentil Duarte’ en el Meta, ni menos con las lideradas por alias ‘Guacho’ en Nariño.

“El tipo de liderazgos y funciones desempeñadas son relevantes para plantear posibles comportamientos y lógicas de violencia por parte de las disidencias en escenarios posdesmovilización”, asegura el informe. “Como se ve en los casos regionales de Colombia, los liderazgos más políticos y con mando militar tienden a proyectar una imagen similar estando en disidencia. Tal sería el caso de ‘Gentil Duarte’, en Meta y Guaviare”.

“Mientras que los mandos más degradados, cuyas funciones se limitaron, ante todo, a la consecución de recursos y manejo de finanzas tienden a degradarse y criminalizarse, lo que también se hace más evidente cuando surge la disidencia. Este sería el caso de ‘Iván Mordisco’, en Guaviare y Vaupés, y el de ‘Julián Chollo’ o ‘John 40’ en Guainía y Venezuela”.

Alias ‘Guacho’ no fue una figura significativa de las Farc antes del proceso de paz. Hizo parte de la columna móvil ‘Daniel Aldana’ de las Farc, y aunque no es muy conocido en el país, sí lo es en Tumaco por sus conocimientos en explosivos y sus conexiones con el narcotráfico, registra el informe de la FIP.

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El documento agrega que ‘Guacho’ fue uno de los responsables de las finanzas y el encargado de dinamizar las redes de tráfico de cocaína por las rutas fluviales y terrestres que conectan el Alto Mira y Frontera Tumaco con Terán y Cabo Manglares en el océano Pacífico, así como con las rutas que en su momento abrieron las Farc y narcotraficantes extranjeros por las provincias de Carchi y Esmeraldas, en Ecuador, en especial a lo largo del río Mataje, que demarca la frontera colombo-ecuatoriana.

Recuerda la FIP que a mediados del año pasado, la presencia de las Guerrillas Unidas del Pacífico (GUP) en el Alto Mira y Frontera “fue más que todo predatoria y estuvo caracterizada por asesinatos selectivos, actos de violencia sexual y riesgos de reclutamiento forzado para la población de niños y jóvenes afrocolombianos. […] El objetivo fue continuar con el control y seguridad de las líneas de salida de cocaína, para lo que contaban con el apoyo de narcos colombianos que permanecieron en la zona”.

En este contexto —continúa el informe—, entre agosto y septiembre de 2017, ‘Guacho’ regresó al Alto Mira y Frontera, donde ya había sido mando durante su paso por las Farc […]”, reivindicó su paso por esa guerrilla y “aprovechó las redes de apoyo, los milicianos y el soporte en dinero y armas de narcos colombianos y emisarios de carteles mexicanos en la zona”.

Jeferson Suárez Toro, alias ‘Cachi’, fue uno de esos narcos que permaneció en la región estuvo ofreciendo hasta 1’800.000 pesos a quienes se enlistaran al grupo que hoy se autodenomina Frente Óliver Sinisterra (FOS), cuyo cabecilla es ‘Guacho’.

La investigación de la FIP estableció que Chávez Toro (capturado en marzo de este año), pese a ser calificado por el Gobierno como segundo al mando de FOS, en la región del Alto Mira y Frontera (específicamente en los sectores de Vallenato y Candelillas sobre el río Mira) siempre ha sido considerado un narcotraficante con viejos vínculos con las Farc, específicamente con la columna móvil ‘Daniel Aldana’, así como con emisarios de carteles internacionales.

“Con ‘Guacho’ se conocía desde hace por lo menos 10 años: de ahí que haya consolidado una alianza a cambio de dinero y armas”, agrega el informe. Pero sobre la presencia de alias ‘Cachi’ en Pereira el día de su captura hay varias versiones: “una que es consistente es que habría entrado en disputa con ‘Guacho’ por las ganancias derivadas del narcotráfico y el manejo de los integrantes del FOS”.

Hoy, el FOS, también conocido como Guerrillas Unidas de Sur, tiene un pie de fuerza de unos 450 o 500 hombres, exmiembros del Frente 29 de las Farc y las columnas móviles de esa guerrilla ‘Daniel Aldana’ y ‘Mariscal Sucre’. “El FOS […]  pasa a ser el grupo más fuerte en la zona debido a las redes sociales preexistentes con las que contaba (campesinos cocaleros, enlaces internacionales y narcos locales), su conocimiento de la región y capacidades militares”.

Versiones citadas por el informe de la FIP señalan que ‘Guacho’ es de nacionalidad ecuatoriana, “lo que le facilitó, durante su paso por las Farc, controlar redes y corredores de tráfico de cocaína en las zonas bajas de las provincias ecuatorianas de Carchi y Esmeraldas”.

“Como se observa, los tipos de liderazgos y las redes sociales que se tuvieron durante el paso por el grupo armado —como el de ‘Guacho’ en las Farc—, definen en gran medida las trayectorias que sigan las disidencias. El caso del FOS indica, ante todo, una continuidad con lo que hacía la columna móvil ‘Daniel Aldana’: en la actualidad se dedican a actividades principalmente criminales, lo que no los despoja de cierta legitimidad social y política con poblaciones de colonos que llegaron a la región patrocinados […] por las Farc”, añade la FIP.

Aunque, advierte el informe de la FIP, la decisión de ‘Guacho’, en Nariño, para entrar en disidencia, “no estuvo únicamente motivada por la presión de narcotraficantes y traquetos de la zona: también pesó la falta de garantías de seguridad y la presencia y acciones de otros grupos, como el Eln y de ‘David’, de las Guerrrillas Unidas del Pacífico o GUP (a quienes no les reconoce su pertenencia a las Farc)”.

En todo caso, además del impacto humanitario que tiene el fortalecimiento del FOS —reclutamiento de niños y jóvenes, desplazamientos masivos y acceso al trabajo humanitario—, desde la salida de ‘Guacho’ del proceso de paz se estima que aumentará la conflictividad social y empeorará la situación de vulnerabilidad para quienes apoyen la sustitución de cultivos, asegura el informe.