Escrito por:  Redacción Nación
May 27, 2025 - 8:22 am

La joven de 32 años desapareció el 18 de septiembre de 2023, luego de aceptar una invitación a una finca en el departamento. Según relató su padre, Wilmer Guerra, su hija inicialmente se resistió a la propuesta de su expareja, Franklin Trillos, pero finalmente accedió. “Quién sabe con qué cosa le llegó y logró convencerla. Y se la llevó para la finca”, expresó Guerra, según recoge Semana.

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Desde el momento en que Wilmary desapareció, su padre emprendió una búsqueda incansable, enfrentándose a la falta de acción por parte de las autoridades.

“Las primeras informaciones que yo tuve fue de que ella fue invitada para una finca… Inicialmente, se decía que era en Repelón, pero después se supo que quedaba entre Manatí y Sabanalarga”, explicó. Sin embargo, la respuesta institucional fue lenta y poco efectiva. “Las autoridades fueron muy negligentes al inicio de las investigaciones. Fui a la Policía de Barranquilla, a Malambo, al CTI, al Gaula, a la Sijín… Y todos me decían que no podían hacer nada sin orden de la Fiscalía”, denunció.

A pesar de contar con pruebas contundentes, como grabaciones en las que Trillos amenazaba a Wilmary, la investigación no avanzó. “Tenía grabaciones, audios en los que Franklin Trillos la amenazaba, y ni así movieron un dedo”, lamentó Guerra. Ante la falta de respuestas, decidió acudir a los medios de comunicación y redes sociales para presionar a las autoridades. “Desde un principio yo señalé a Franklin. Fui a varios medios y di su nombre. Hasta sus familiares le dijeron que fuera a desmentirme en la emisora, pero nunca fue. Y yo siempre digo: quien no la debe, no la teme”, afirmó.

¿Cómo se descubrió el cuerpo?

Según relató Guerra a El Heraldo, la clave para encontrar a su hija llegó a través de un mensaje anónimo en redes sociales. “Decía que a mi hija la habían llevado a una finca en Aguada de Pablo y la habían matado. Le informé a los investigadores, pero no le dieron importancia. Días después, el anónimo volvió a escribir: que no era en Aguada de Pablo, sino entre Manatí y Sabanalarga, en una finca llamada ‘Las Palmitas’”, explicó.

Con esta información, el padre inició la búsqueda, pero fue un video enviado por Wilmary a tres amigas, lo que permitió identificar el lugar exacto. “En ese video ella se ve preocupada, mira a los lados como si tuviera miedo, como si supiera que algo iba a pasar”, detalló. En febrero de 2024, Guerra acudió a la Policía en Manatí y, con apoyo de los lugareños, llegó a la finca donde el capataz era Gleimer David Trillos Yance, hermano del principal sospechoso.

El caso avanzó cuando la Fiscalía desplegó drones y llevó a cabo inspecciones con soldados y expertos en criminalística en abril, aunque en ese momento no encontraron nada. Sin embargo, el cambio de fiscal permitió nuevas estrategias de investigación. Según Semana, Guerra denunció que “las autoridades fueron muy negligentes al inicio de las investigaciones. Fui a la Policía de Barranquilla, a Malambo, al CTI, al Gaula, a la Sijín… Y todos me decían que no podían hacer nada sin orden de la Fiscalía”.

¿Qué pasó con el sospechoso?

Uno de los avances clave en la investigación fue la verificación del teléfono de Wilmary, que reveló que el 18 de septiembre su dispositivo estuvo enlazado con otro durante todo el trayecto desde Malambo hasta Manatí, pasando por Sabanalarga y Aguada de Pablo. “Duraron dos horas en Sabanalarga, luego pasaron la noche en Aguada de Pablo y volvieron a Manatí. La señal demostró que estuvieron todo el tiempo juntos”, señaló Guerra a El Heraldo.

El capataz Gleimer inicialmente negó haber visto a su hermano ese día, pero el dueño de la finca lo contradijo. Finalmente, confesó que Franklin llevó a Wilmary a la finca con la intención de hacer un supuesto acto de hechicería, pero por temor a ser descubierto, lo convenció de cambiar de lugar.

Tras hablar con su abogado, Gleimer accedió a llevar a las autoridades al sitio exacto donde habían enterrado a la joven. “El 22 de mayo, Gleimer condujo a los soldados y al antropólogo al sitio. Cavaron aproximadamente dos metros y hallaron los restos de mi hija: primero los huesos de un brazo, luego la ropa que llevaba puesta y unas chancletas quemadas. Ese día, a las 8:00 de la noche, los restos fueron trasladados a Medicina Legal en Barranquilla. El capataz quedó detenido”, relató Guerra.

Mientras tanto, Franklin Jesús Trillos Yance sigue prófugo. Su hermano asegura no saber dónde se encuentra, y la Policía Nacional continúa su búsqueda para interrogarlo y esclarecer los hechos. “Ella está muerta y su asesino sigue libre como si nada. No entiendo cómo, después de tantas pruebas, aún no lo han capturado”, sentenció Guerra.

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