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Un testimonio hasta hace pocos meses desconocido se filtró a la opinión pública esta semana y arrojó una nueva hipótesis de lo que podría haberle pasado al ingeniero Andrés Camilo Peláez Yepes, quien desapareció hace casi tres años en el municipio de San Andrés de Cuerquia cuando visitaba la zona en su calidad de contratista del proyecto hidroeléctrico Ituango.
La versión hace parte de las pruebas que la Fiscalía viene presentando ante un juez para pedir que condene a uno de los dos principales sospechosos de la desaparición, caso que este año se espera llegue a los alegatos de conclusión.
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Pese a que a la luz de esas pistas ahora se presume que el ingeniero podría haber sido víctima de un secuestro, su madre, Claudia Yepes, advierte que dentro de las audiencias que se vienen realizando ese escenario ya se ha contemplado como una opción, pero que las pesquisas de las autoridades todavía no han logrado profundizar lo suficiente para establecer si en efecto así habrían ocurrido las cosas. Para Yepes, la versión no es más que una muestra de que las investigaciones parecieran estar atascadas en los mismos puntos y el camino para esclarecer la suerte de su hijo aún se proyecta largo tras más de 1.000 días sin noticias.
La última vez que se tuvo rastro del ingeniero Andrés Camilo Peláez fue durante la madrugada del lunes 4 de abril de 2022, cuando algunos habitantes del municipio de San Andrés de Cuerquia, ubicado en la subregión del Norte antioqueño, lo vieron caminando por el parque principal, según algunas versiones, en compañía de dos hombres.
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Pocas horas atrás, durante la noche del domingo 3 de abril, una cámara de seguridad de un hotel captó las últimas imágenes conocidas del joven de 26 años, quien hacía presencia en la zona como trabajador de la firma WSP, encargada de una interventoría ambiental asociada al proyecto de Hidroituango.
“La información que se ha obtenido hasta el momento es que el joven estaba departiendo el lunes de la madrugada en un establecimiento público del municipio, con dos personas”, expresó inicialmente la entonces alcaldesa de San Andrés de Cuerquia, Ana Carolina Carvajal Arroyave, quien entonces lideró con la policía de ese municipio los primeros operativos de búsqueda para dar con el ingeniero.
Tal como lo registró este diario durante aquellos primeros días, las autoridades aseguraron realizar inspecciones en un radio de cerca de 136,6 kilómetros con apoyo del cuerpo de bomberos, sin encontrar mayores indicios. Desde entonces, y ante la falta de más información, comenzaron a tejerse todo tipo de especulaciones sobre lo ocurrido con el joven, hasta que el 13 de septiembre de 2022 la Fiscalía informó la captura y aseguramiento de un primer sospechoso de la desaparición, identificado como José Fernando Chavarría Ramírez, según el ente, conocido como alias ‘Huevito’.
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Posteriormente, en marzo de 2023, otro hombre fue enviado a prisión por el mismo caso, esta vez identificado como Juan Fernando Tapias y, según la Fiscalía, era conocido en la zona como alias ‘Juancito’.
Aunque en ambas capturas la Fiscalía se abstuvo de entregar mayores detalles sobre sus pesquisas, sugirió que las principales hipótesis apuntaban a que la desaparición estaría asociada al accionar criminal de la banda ‘El Mesa’ en esa zona del departamento, una estructura también reconocida por tener presencia en el Valle de Aburrá, principalmente en Bello.
De esos dos vinculados, el caso más avanzado es el de Juan Fernando Tapias, que avanza en el Juzgado Primero Penal del Circuito Especializado de Antioquia.
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Un documento clave de ese proceso es el escrito de acusación en el que la Fiscalía condensó los principales elementos con los que asegura que Tapias estaría tras la desaparición de Peláez, cuyo contenido fue publicado por El Tiempo el pasado martes. En dicho escrito se reseña una declaratoria rendida por una testigo que sostuvo que en 2022 hacía supuestamente parte de un grupo criminal que operaba en San Andrés de Cuerquia y que habría asegurado que la desaparición estaría asociada a un secuestro con fines extorsivos.
En términos de la testigo, los integrantes de dicho grupo habrían expresado necesitar urgentemente plata por estar “muy desfalcados”, razón por la cual habrían optado por raptar al contratista de EPM.
“Solamente sabíamos del plan que tenían para secuestrar dos personas, cualquiera que le diera el rescate más fácil y como tener esa plata más ligero”, dijo la testigo.
En su relato la mujer habría asegurado que ‘Tapias’, o ‘Juancito’, habría cumplido el rol de campanero dentro de la operación; es decir, estar atento a si la Policía merodeaba por la zona en la que tendrían retenido a Peláez.
“Ese día, a las 2 de la mañana, el señor Juan Fernando y yo estábamos por los lados del parque, vimos cuando se lo llevan en una jaula verde oscura, en una jaulita muy pequeña. Se lo llevó alias ‘300’ y ‘Willy’, también ‘Juan Pablo’, alias ‘Juan Punta’”, expresó también la mujer.
De acuerdo con esa versión, durante por lo menos tres días el ingeniero habría estado recluido en una casa ubicada en pleno casco urbano del municipio, en el barrio El Paraíso, utilizado supuestamente para almacenar drogas ilegales que esa misma estructura criminal traficaba por la región. Sin embargo, ante la presión de las autoridades, la estructura delincuencial habría decidido sacarlo de allí y trasladarlo a la zona rural, supuestamente a un sector conocido como La Cordillera.
“Ellos se lo llevaron para La Cordillera porque ellos mismos dijeron que no podían tener a ese man más ahí en el pueblo retenido, que ellos se lo tenían que llevar lejos (…) No sé si lo sacarían vivo, no puedo corroborar de que lo hayan tenido vivo, sé que a los días fui a llevarles un mercado, una comida. Se las llevé hasta la mitad del camino. En esa jaula había unas botas cortadas, unas sogas ensangrentadas y unos trapos blancos también ensangrentados”, expresó la mujer de acuerdo con el escrito publicado por ese medio de comunicación. Pese al contenido de dicha declaración, la madre del ingeniero, Claudia Yepes, señaló que esa hipótesis ya ha venido circulando desde el comienzo del caso.
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“Este testimonio se conoció en una audiencia realizada en octubre del año pasado. Todo eso se dijo. Pero siempre he hecho hincapié y pedido que se revise el caso desde el inicio, porque esta información ya había empezado a aparecer desde los primeros meses de la desaparición de Andrés Camilo”, señaló.
La madre advirtió que junto a esa hipótesis, otras versiones también han circulado desde hace ya casi tres años que tampoco han podido confirmarse, como una que apuntaba a que Peláez supuestamente habría sido raptado por un integrante de un grupo por un tema de celos con una mujer y otra que hablaba de un atraco que posteriormente habría derivado en su retención. En todos esos casos, advierte Yepes, las investigaciones no han llegado al punto de identificar a los responsables directos. Volviendo a la hipótesis del secuestro, Yepes señala que la versión que hasta ahora se conoce apunta a que uno de los detenidos era un campanero que por su parte niega su responsabilidad en el delito y todavía se desconoce de quiénes entonces serían los implicados directos. “Ya vamos a cumplir tres años y todavía no hay una hipótesis clara de qué fue lo que realmente pasó con él. Hay unas versiones, pero no veo que haya una que sea clara”, señaló.
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En medio de estas pesquisas, cabe recordar que desde el año pasado tanto las autoridades departamentales como nacionales han hecho reiterados llamados para redoblar los trabajos de búsqueda e investigación para esclarecer lo ocurrido con Peláez. Tanto la Presidencia de la República como la Gobernación de Antioquia ofrecen una recompensa de hasta $70 millones por información. Más de 1.000 días después, aún no se sabe dónde está Andrés Camilo.
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