
“La defensa del expresidente Álvaro Uribe tiene la meta clara: alargar cada trámite todo lo que sea posible para que el acusado se salve por obra y gracia de la prescripción de la acción penal”, así inició Coronell su columna. Y es que luego de casi dos semanas de juicio, la consigna parece clara.
El análisis del periodista es que, según las cuentas de los abogados de Uribe, “si el 8 de octubre de este año no hay una condena en firme, el proceso morirá por agotamiento de los términos”. Y aunque existen teorías jurídicas con las cuales se podría hacer contraposición a esta situación, la realidad es que sí exista una posibilidad de que esto suceda.
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Aunque ni el expresidente ni su ‘pull’ de abogados han dado luces de que este sea su plan (aunque tampoco han desmentido que esto vaya a suceder), Coronell describió cada una de las acciones que ha usado la defensa de Uribe para relentizar y alargar el proceso judicial. Estas son:
- “Han usado sin recato la acción de tutela para suspender y aplazar”
- “Han alegado motivos de salud, audiencias en otros procesos aun aquellos que no requieren la presencia del acusado, o invocado que el abogado principal o el primero de la larga lista de suplentes tiene que estar presente en otras diligencias, aunque esas audiencias hubieran sido postergadas”.
- “Han buscado –y logrado algunas veces– el aplazamiento de las sesiones”.
- “Quieren que solo se trabaje en el juicio hasta mediodía, o que la audiencia termine temprano antes de que caiga el sol”.
- “Buscan extender los recesos más allá de lo razonable”.
- “La numerosa batería de abogados que representa a Uribe ha recusado a la juez Sandra Heredia y a la fiscal Marlene Orjuela”.
“Songoro cosongo, en tres semanas solo han sido oídos 6 de los 44 testigos de la Fiscalía. Y faltan aún las 62 declaraciones que quiere la defensa. A este paso, necesitarían un año sesionando cuatro días a la semana para culminar con la presentación de los testigos. Mientras tanto para que opere la prescripción faltan menos de siete meses”, escribió Daniel.




Dice el periodista que al expresidente también lo han beneficiado en años anteriores. Por ejemplo, asegura, durante la administración de Francisco Barbosa, varios de los fiscales asignados quisieron dar por cerrado el proceso, aunque esto no se logró por las decisiones de los jueces. También, por parte de la Procuraduría, el delegado ha servido como “palafrenero de los apoderados de Uribe”.
Todo esto se suma a lo sucedido en estos últimos días. Primero, durante la audiencia, hubo un elemento distractor: mostraron unos videos que evidentemente se hicieron virales y fueron aprovechados en redes sociales por los uribistas. Y luego, el expresidente (del que se habla mucho como posible fórmula vicepresidencial para cualquier representante del Centro Democrático) decidió una hacer una populista promesa de bajar los impuestos en todo el país, en caso de que alguien de su partido llegara a la Presidencia, justo en momentos en los que se sabe que hay un gran déficit económico en el Gobierno.
Lo cierto es que aún quedan muchos meses para que Uribe y sus abogados sigan asistiendo a juicios, razón por la que, muy retador, Daniel Coronell le escribió en su columna: “si el expresidente realmente cree en su inocencia, y quiere demostrarla, debería proceder desde ya a renunciar a la prescripción”.
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¿A qué le teme Uribe en este proceso para buscar la prescripción y no defender hasta demostrar su inocencia?
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