En las últimas horas, la hoja de vida del académico apareció en la página web de la Presidencia que difunde los aspirantes a diferentes altos cargos en el Gobierno. Sin embargo, para esta entidad que está adscrita al Departamento para la Prosperidad Social (DPS), no hay más candidatos.

Torrijos no es el primer nombramiento que le han cuestionado a Duque, pues antes de él, también sonó Mario Javier Pachecho, que tampoco pareció adecuado luego de asegurar que el CNMH estaba infiltrado por las Farc y criticar la labor de esa entidad.

Además, las decisiones de Duque también estuvieron en medio de la polémica en los últimos meses por la llegada de Claudia Ortiz a la Agencia de Desarrollo Rural luego de caerse su posesión en la Unidad Nacional de Protección, por aspectos similares como el de Torrijos, su preparación y su pensamiento.

Claudia Ortiz

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Críticas a Torrijos por su ideología

Para empezar, el CNMH es el encargado de “reunir y recuperar todo el material documental, testimonios orales y por cualquier otro medio relativos a las violaciones” del conflicto interno; y su misión es contribuir a la “reparación integral y el derecho a la verdad” de las víctimas y la sociedad, y “al deber de memoria del Estado con ocasión de las violaciones ocurridas en el marco del conflicto armado colombiano” para construir paz y reconciliación, según su página web.

En ese sentido, se espera que el director de ese centro sea completamente imparcial para la investigación de estos temas. Por eso, tras conocerse la nominación de Torrijos, no tardaron en aparecer las voces en contra porque él ha tenido una cercanía especial con las instituciones castrenses, pues ha trabajado para el Ministerio de Defensa y ha sido asesor de las Fuerzas Militares, entre otros.

Esas relaciones no ofrecerían “las garantías necesarias a las víctimas del conflicto, especialmente, a quienes han padecido los horrores de la guerra a manos de los uniformados”, según personas citadas por el Espectador, a las que no se menciona.

Torrijos también hizo parte de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, creada en el marco del proceso de paz del gobierno Santos con las Farc, y que en febrero de 2015 difundió una serie de 12 ensayos como insumo para entender el conflicto armado en Colombia.

El texto de Torrijos (página 54) se tituló ‘Cartografía del conflicto: pautas interpretativas sobre la evolución del conflicto irregular colombiano’, y según la presentación es “una versión interpretativa del conflicto irregular entre una sociedad democrática y sus fuerzas militares contra dos organizaciones político-militares ilegales, las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), aliadas entre sí, animadas por el resentimiento y con un sistema flexible y rapaz”.

Sin embargo, ese ensayo fue fuertemente cuestionado ese mismo año por Gustavo Gallón, director de la Comisión Colombiana de Juristas, en una columna de El Espectador, en la que criticó que Torrijos no hiciera referencia “al despojo de tierras ni a las políticas estatales contrarias a derechos humanos”, que no incluyera citas bibliográficas de la situación en Colombia y que señalara que el origen del conflicto armado en el país “se explicaría por la ambición de poder del Partido Comunista, so pretexto de abolir la opresión de la población por una casta privilegiada, asociada al capital financiero norteamericano y global”.

En ese mismo sentido, Semana asegura que varios defensores de derechos humanos y otros expertos en el tema, sin mencionarlos, consideran que “la cabeza de una institución que busca la pluralidad, rechaza las justificaciones de la violencia, pone en el centro a las víctimas, y rechaza cualquier guerra, admire a un político que justifica los discursos de odio, fomenta el racismo, la misoginia, el machismo, y justifica la guerra”.

A lo que se refiere la revista es al visto bueno que dio Torrijos a la elección de Jair Bolsonaro como nuevo presidente de Brasil a quien considera como alguien que “ha construido un proyecto político perfectamente ajustado a las reglas de la democracia occidental”, según una columna que escribió para El Nuevo Siglo en octubre pasado, pese a que Bolsonaro se ha caracterizado por su misoginia, homofobia, racismo, y machismo.

Críticas por sus estudios

Otros contradictores de Torrijos le cuestionan su preparación académica, pues según una investigación de La Silla Vacía, en diferentes ocasiones ha asegurado que tiene un título de doctorado en Relaciones Internacionales, o Ph.D., con el que ha adquirido varios contratos, pese a que la misma página de la Presidencia señala que está “pendiente” de grado.

Por otro lado, en su página web, se define como escritor y periodista con especialidad en Opinión Pública, Magister en Estudios Políticos, con posgrado en Altos Estudios Internacionales, y asegura que culminó una estancia posdoctoral en Asuntos Estratégicos, Seguridad y Defensa, pese a no tener el doctorado.

Sobre su experiencia en el campo laboral, señala que fue suplente de la Asamblea Constituyente de 1991, comisionado presidencial para el manejo de crisis con Venezuela, presidente el Consejo Latinoamericano de Investigaciones de Paz, miembro del Comité científico del Centro Regional de Estudios Estratégicos (Crees) de la Escuela Superior de Guerra, y representante en Colombia de la Red mundial de Paz y Desarrollo ‘Transcend’, entre otros.