La mayor densidad de incendios activos ocurrió en Bolivia, con un promedio de seis incendios activos por 100 km 2 por año, seguido de Brasil con 3 incendios activos por 100 km 2. Agencia AFP
La mayor densidad de incendios activos ocurrió en Bolivia, con un promedio de seis incendios activos por 100 km 2 por año, seguido de Brasil con 3 incendios activos por 100 km 2. Agencia AFP

Un estudio realizado por científicos afiliados al Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil, al Centro Nacional de Vigilancia y Alerta Temprana de Desastres (CEMADEN) y a la Universidad Estatal de Maranhão (UEMA), también en Brasil, evaluó la actividad anual de incendios en la Amazonía entre 2003 y 2020, con especial atención en 2020. La investigación encontró que la sequía no es la principal causa de los incendios que vienen quemando el llamado pulmón del mundo.

En primer lugar, los resultados señalan que de 2003 a 2020, solo Brasil concentró en promedio el 73 % de las detecciones anuales activas de incendios en la Amazonía, seguido de Bolivia con el 14,5 % y Perú con el 5,3 %. Juntos, estos tres países han producido consistentemente el 87 % de las detecciones anuales activas de incendios de Amazonía.

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La mayor densidad de incendios activos ocurrió en Bolivia, con un promedio de seis incendios activos por 100 km 2 por año, seguido de Brasil con 3 incendios activos por 100 km 2. En términos de área quemada, Brasil y Bolivia contribuyeron en promedio con 56 % y 33 %, respectivamente, del área quemada anual en la Amazonía.

A ellos les siguieron Venezuela y Colombia con alrededor del 4 % cada uno. De 2019 a 2020, la investigación observó aumentos modestos en el área quemada en Brasil (10 %) y Venezuela (2 %), mientras que encontró aumentos relevantes en Colombia (63 %), Guyana (51 %), Bolivia (36 %) y en toda la Amazonía (19 %). El área total quemada en 2020 fue la más grande desde 2010 para toda la Amazonía y la tercera más grande de la serie temporal para Venezuela y Guyana.

Pero, ¿qué los provoca? “Llegamos a la conclusión de que el fuego se utiliza en la agricultura para renovar la vegetación, principalmente en los pastizales y especialmente en Brasil, pero sin un manejo adecuado, lo que aumenta el riesgo de que se escape hacia el bosque adyacente y provoque incendios forestales”, dijo Marcus Vinicius de Freitas Silveira, primer autor del artículo, citado por el portal Phys. La investigación encuentra, por ejemplo, que solo alrededor del 30 % de los grandes incendios registrados en la Amazonía brasileña entre 2001 y 2015 se debieron a la sequía.

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Los resultados muestran la difusión del uso del fuego en toda la Amazonía, tanto en la tala y quema del bosque para continuar con el manejo de los pastizales”, señala para Phys Luiz Eduardo Oliveira de Cruz de Aragão, también autor del artículo. La deforestación ilegal y el uso del fuego probablemente fueron incitados aún más por las restricciones en las operaciones de control y monitoreo ambiental impuestas por la pandemia de COVID-19, sugieren los investigadores.

En Colombia, por ejemplo, hubo un aumento en la ocurrencia de incendios durante el confinamiento que se sugirió que estaba relacionado con el aumento de la deforestación y la expansión territorial de los grupos armados, además del uso ilegal del fuego por parte de los agricultores”, dice la investigación.

En Brasil, agrega, “(..) el gobierno usó la pandemia como una oportunidad para desmantelar la gobernanza ambiental, lo que llevó a una reducción del 72 % en el número de multas ambientales en la Amazonía después de los primeros meses de la pandemia, a pesar del drástico aumento de la deforestación en ese año”.

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Otra observación importante de la actividad de incendios en la Amazonía en 2020 que encontró la investigación fue que más del 60 % de las áreas con ocurrencias de incendios anómalamente altas o deforestación anómalamente alta se encontraban dentro de tierras indígenas o áreas protegidas: “Como resultado del aumento de la deforestación y la degradación, las tierras indígenas y las áreas protegidas han ido perdiendo su potencial para actuar como los sumideros de carbono más importantes de la Amazonía”.