Antes de darle el balón, el mismo con el que se jugó el Mundial, Putin le dijo a Trump que se lo regalaba luego de las felicitaciones que le hizo llegar a Rusia por su organización del torneo. Además, recordó que Estados Unidos organizará el torneo en 2026 y le dijo:

“Ahora el balón está en su campo”.

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Trump le agradeció a Putin, remarcó que su país será la sede conjunta del Mundial de fútbol en 8 años y dijo que esperan hacer un buen trabajo en la cita deportiva. Después, dijo que el balón era para su hijo menor, Barron, y luego de decirle a su esposa que tomara el regalo, se lo lanzó.

La falta de delicadeza de Trump con su esposa fue apenas uno de los muchos detalles que en Estados Unidos le han criticado a su presidente después de la cumbre con Putin.

El más serio problema para el mandatario no será con Melania, sino con todo su país, ya que en Helsinki prefirió darles la espalda a las agencias de inteligencia estadounidenses para alinearse con Putin (a quien no criticó en lo más mínimo) y afirmar que no hubo colusión en las elecciones presidenciales de 2016.

Esa actitud hizo que hasta del lado de su partido, el Republicano, le recordaran que Rusia no es aliado de Estados Unidos. También recibió duras críticas en los medios de comunicación y, sin dudas, agudiza las divisiones que hay en su país sobre su credibilidad y capacidad de gobernar.