El 15 de enero de 2022 ocurrió una de las erupciones más poderosas jamás observadas. Según los informes, después del evento, la explosión del volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha’apai, ubicado a unos 65 kilómetros al norte de la capital de Tonga, Nuku’alofa, envió ondas de choque en todo el mundo y provocó devastadores tsunamis que dejaron a miles de personas sin hogar.

Hasta el momento, los científicos no habían podido calcular la columna de ceniza y agua que fue expulsada a la atmósfera. De acuerdo con la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (Nasa, por sus siglas en inglés), “la cantidad de energía liberada por la erupción fue equivalente a entre 5 y 30 megatones de TNT”. En otras palabras, liberó cientos de veces la energía mecánica equivalente a la explosión nuclear de Hiroshima, explicó la agencia espacial.

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Recientemente, un equipo de investigadores del Departamento de Física y RAL Space de la Universidad de Oxford descubrió que la erupción del produjo la columna de humo más alta jamás registrada. Según el estudio, que publicaron en la revista Science, la nube atravesó varias capas de la atmósfera. Esta información fue posible gracias a imágenes satélites.

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Encima del volcán Tonga hay tres satélites meteorológicos geoestacionarios. Durante la erupción, registraron imágenes cada 10 minutos, lo que le permitió a los investigadores observar que el humo llegó hasta la mesosfera, una capa de la atmósfera terrestre que se extiende entre los 50 y los 80 km de altitud.

Los resultados demostraron que la nube alcanzó una altitud de 57 kilómetros en su punto más alto. Los récords anteriores los tenía la erupción de 1991 del Monte Pinatubo en Filipinas (40 km en su punto más alto) y la erupción de 1982 de El Chichón en México (31 km).