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La polémica continúa en Francia, luego de que un militante ecologista llamara a boicotear el queso Comté, uno de los más emblemáticos del país galo, por motivos ambientales.
“Si el queso Comté es malo para el medio ambiente y terrible para los animales, ¿el placer que nos proporciona una loncha de queso vale más que todo eso?”, preguntó el activista Pierre Rigaux a finales de abril en una emisión de France Inter, la cadena de radio más escuchada de Francia y desató un vendaval de reacciones en un país que se jacta de su conciencia medioambiental… pero con ciertos límites.
¿Cuál es el problema?
La leche con la que se fabrica el Comté viene de las vacas Montbéliarde, criadas de manera intensiva en las mesetas del Jura. Según Rigaux, un estudio reciente señala que sus excrementos cargan el suelo de nitrógeno y fósforo, desgastándolo. Por otro lado, contaminantes relacionados con la producción agrícola se filtran rápidamente a los ríos y, sumado a esto, “tras unos años de leal servicio, o de explotación, según se prefiera, las vacas son enviadas al matadero para después vender su carne”, explicó el activista.
En resumen: ríos y suelos contaminados y vacas explotadas, críticas que golpean a la industria quesera francesa hace años.
“Con el Comté, no”
Los argumentos de Rigaux hicieron eco en medios franceses que, indignados, plantearon que los ecologistas esta vez fueron demasiado lejos. La misma Prefectura del departamento del Jura reaccionó a la polémica en defensa de su patrimonio gastronómico:
El queso Comté es sinónimo de Jura, sabor, calcio, proteínas… y ninguna culpa.
Saber hacer, ganaderos comprometidos, una industria ejemplar.
¿Prohibirlo? Es como prohibir las puestas de sol en el Jura. Seamos serios.
#NoToquenAlComté
Por su parte, el ensayista Maxime Lledo, entrevistado por el canal francés de TV TF1 opinó que el problema de los ecologistas “es que cada vez que ven un pequeño problema, el principio es la prohibición total”.
El queso en cuestión, el Comté, es el queso francés con denominación de origen protegida (DOP) más consumido del país. Cada año se venden unas 70.000 toneladas.
¿Qué hacemos? ¿Dejamos de comer queso?
Según el activista, si bien es una respuesta impopular, sí, habría que dejar de comer queso. “Me veo obligado a recordarles que el queso mata animales tanto como la carne”, dijo Rigaux. Queda en manos de los consumidores sopesar las variables en sus decisiones de consumo.
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