El planeta rojo ofrece fenómenos invernales únicos que los científicos han podido estudiar gracias a los exploradores robóticos de Marte de la Nasa. Cabe aclarar que ninguna región del planeta recibe más de unos pocos metros de nieve, la mayor parte de la cual cae sobre zonas llanas. Además, su órbita hace que el invierno tarde muchos más meses en llegar: un año marciano equivale a unos dos años terrestres.

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La nieve de Marte se presenta en dos variedades: hielo de agua y dióxido de carbono (o hielo seco). Como el aire del planeta es tan fino y las temperaturas tan frías (hasta 123 grados bajo cero), la nieve helada se convierte en gas incluso antes de tocar el suelo. La nieve de hielo seco sí llega al suelo.

De acuerdo con las investigaciones del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la Nasa en el sur de California, la nieve sólo se produce en los extremos más fríos de Marte: en los polos, bajo las nubes y por la noche. Las cámaras de las naves espaciales en órbita no pueden ver a través de esas nubes, y las misiones de superficie no pueden sobrevivir en el frío extremo. Por este motivo, nunca se han captado imágenes de nieve, aunque los científicos saben qué ocurre, gracias a instrumentos especiales.

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La sonda Mars Reconnaissance Orbiter de la Nasa puede observar a través de las nubes gracias a su instrumento Mars Climate Sounder, que detecta la luz en longitudes de onda imperceptibles para el ojo humano. Esta capacidad ha permitido a los científicos detectar la nieve de dióxido de carbono que cae al suelo. Además, en 2008 la Nasa envió el módulo de aterrizaje Phoenix a 1.600 kilómetros del polo norte de Marte, donde utilizó un instrumento láser para detectar nieve helada que caía a la superficie.

“Como el hielo de dióxido de carbono tiene una simetría de cuatro, sabemos que los copos de nieve de hielo seco tendrían forma de cubo”, dijo Sylvain Piqueux, del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la Nasa. “Gracias al Mars Climate Sounder, podemos saber que estos copos de nieve serían más pequeños que la anchura de un cabello humano”.

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Uno de los descubrimientos más importantes se produce al final del invierno, cuando todo el hielo acumulado comienza a “descongelarse” y a sublimarse en la atmósfera. El deshielo también provoca la erupción de géiseres; el hielo translúcido permite que la luz solar caliente el gas que se encuentra bajo él, enviando abanicos de polvo a la superficie. Los científicos han empezado a estudiar este fenómeno para saber en qué dirección soplan los vientos marcianos.