El exmilitar falleció este lunes a sus 77 años en Japón, país al que logró llegar luego de ser liberado por Corea del Norte, en 2004. Su historia representa uno de los capítulos más extraños del conflicto entre ese país y Estados Unidos, que se mantiene hasta la actualidad.

El cruce de la frontera ocurrió exactamente en 1965, luego de que el ejército de su país lo destinara a Corea del Sur. Allí, mientras hacía labores de vigilancia y después de haberse tomado 10 cervezas, pasó a Corea del Norte, con la idea de no ir a la guerra de Vietnam. Con él se fugaron otros 4 compañeros que, según parece, fallecieron en poder del régimen norcoreano, agrega BBC.

En Corea del Norte fue usado como un trofeo y en un principio fue torturado en los interrogatorios por lo extraño de su deserción. Una vez, incluso, le quitaron un tatuaje del ejército de Estados Unidos sin anestesia. La situación era tan crítica que intentó pedir asilo en la embajada de la extinta Unión Soviética, que en esa época era el mayor enemigo de Estados Unidos, con la esperanza de regresar a su país en un intercambio de prisioneros. La solicitud fue rechazada.

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Sin embargo, luego de dedicarse a enseñar inglés en una universidad de Pyongyang, se ganó la confianza del régimen, que le permitió casarse con Hitomi Soga, una japonesa que había sido secuestrada para enseñarles japonés a espías norcoreanos. Con ella tuvo 2 hijos, con quienes pudo abandonar el país hace 13 años con destino a Japón, donde se convirtió en guía de un museo, dice ABC.

Allí se entregó al ejército estadounidense y tuvo que enfrentar un juicio militar. Sin embargo, debido a que ya estaba mayor y tenía varias enfermedades, recibió una condena por la que tuvo que pasar 30 días en la cárcel y baja deshonrosa.

Según Time, tuvo la fortuna de que, luego de ser liberado, su madre aún estuviera con vida. De hecho, la visitó a ella y a su hermana en Carolina del Norte. Sin embargo, regresar a Estados Unidos no estaba entre sus planes, así que pronto regresó a Japón, donde finalmente falleció con el temor de que Corea del Norte lo quería “muerto”.

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