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La Comisión Europea firmó el lunes una concesión con el consorcio SpaceRISE para desarrollar y explotar la constelación IRIS² de satélites de órbita terrestre baja, un proyecto valorado en más de 10.000 millones de euros. ¿Puede Europa alcanzar a Estados Unidos y Space X en este campo? Pacôme Révillon, Presidente de Novaspace, principal consultora espacial europea, nos lo explica.
El lunes, la Unión Europea lanzó oficialmente su proyecto IRIS² para una constelación de satélites de comunicaciones seguras, mediante la firma de una concesión de doce años con el consorcio SpaceRISE. IRIS², proyecto espacial emblemático de la UE que sucede a los programas Galileo (geolocalización satelital) y Copérnico (vigilancia del clima), prevé una red de 290 satélites multiorbitales que ofrecerán servicios de conexión de aquí a 2030.
RFI: ¿Qué es IRIS²? ¿Es un Starlink europeo?
Pacôme Révillon (Novaspace): IRIS² es una constelación de satélites en órbita terrestre baja (las órbitas más cercanas a la Tierra). Su principal objetivo es proporcionar comunicaciones seguras de banda ancha a los gobiernos y, posiblemente, al público en general. Existen algunas similitudes con Starlink: ser una constelación de alta velocidad en órbita terrestre baja. Sin embargo, también hay algunas diferencias extremadamente importantes. En primer lugar, el número de satélites. Estamos hablando de unos cientos de satélites [290 por el momento, nota del editor] para IRIS², frente a los miles de Starlink. La otra diferencia es que se trata de una constelación segura, con mayores niveles de seguridad para gobiernos e instituciones civiles y militares. Por ejemplo, redes de embajadas o de la Unión Europea, operaciones de seguridad civil en caso de catástrofes naturales, así como operaciones militares, ya sea en el marco de las operaciones exteriores de la Unión Europea o para los propios Estados miembros.
La Comisión Europea financiará el programa con 2.400 millones de euros. ¿Cuál es el presupuesto total y cuál es el calendario?
En esta fase, el presupuesto total asciende a 10.000-11.000 millones de euros, repartidos entre fondos públicos y privados. Se prevé que la financiación pública ronde el 60%, con una contribución muy significativa del sector privado, que ascenderá al 40% del presupuesto total. Se trata de un importante compromiso financiero para la Unión Europea, dado que cada año se invierten en Europa unos diez mil millones de euros en actividades espaciales. Esto lo convierte en uno de los mayores programas espaciales de Europa, el tercer pilar después de Galileo, para la navegación [el GPS europeo], y después de Copérnico, para la observación de la Tierra y el medio ambiente.
¿Es la primera constelación europea en órbita terrestre baja?
En cierto sentido no es la primera, puesto que el fabricante europeo SES ya ha desplegado una constelación en órbita media. Además, la empresa francesa Eutelsat, al fusionarse con [la británica] OneWeb, dispone ahora de una constelación en órbita baja que acaba de iniciar servicios comerciales. SES y Eutelsat, junto con un tercer operador, la española Hispasat, forman el núcleo del consorcio SpaceRISE que explotará IRIS².
¿Cuándo se enviará la constelación al espacio y empezará a funcionar?
En 2030. Este es el plazo previsto en el contrato. Dada la complejidad del despliegue de estas constelaciones, no es raro ver un retraso de dos a tres años en el despliegue de tales proyectos, que puede depender de la complejidad de los satélites, su desarrollo, la disponibilidad de lanzadores, etc.
¿No va Europa (muy) rezagada frente a la competencia estadounidense de Starlink (la constelación de satélites de SpaceX, propiedad de Elon Musk), por ejemplo, y Kuiper (del grupo Amazon, propiedad de Jeff Bezos)?
Por diversas razones, Europa no ha impulsado tanto [como las empresas estadounidenses] el sector de los satélites pequeños, sobre todo en lo que se refiere a la inversión en estos sistemas. Esto ha creado un vacío muy importante. Por tanto, es poco probable, y en cualquier caso no está previsto por el momento, que se despliegue en Europa una constelación comparable a la desarrollada por SpaceX o a la prevista por Amazon. Dicho esto, uno de los objetivos de Europa es tanto desplegar recursos autónomos [para no depender de otras potencias, nota del editor] como desarrollar competencias industriales y mantener sus capacidades espaciales.
¿Están los fabricantes europeos en condiciones de competir con gigantes como SpaceX o Amazon?
Por un lado, está en marcha una revolución tecnológica en el sector espacial: una revolución digital y nuevos métodos de producción aplicados al espacio (con estos pequeños satélites y constelaciones, por ejemplo). Esto representa un reto para las empresas tradicionales, ya que pone en tela de juicio los productos existentes y la pertinencia de los antiguos mercados. Por otra parte, está la cuestión de la demanda [y los encargos públicos, nota del editor]. Estados Unidos dispone de un presupuesto espacial global de decenas de miles de millones de dólares, entre cinco y diez veces más que Europa. Históricamente, en comparación con el presupuesto disponible, Europa ha sido particularmente innovadora, y ha logrado con el tiempo mantenerse a la altura de los mejores. En este contexto, no cabe duda de que los fabricantes europeos se enfrentan a retos en materia de investigación y desarrollo y capacidad de innovación. Pero, al mismo tiempo, una parte importante de la demanda debe proceder de los gobiernos y de la inversión pública. En consecuencia, aunque la brecha es extremadamente amplia, no podemos esperar que los fabricantes sean capaces de desplegar exactamente las mismas soluciones que sus homólogos estadounidenses. No hay garantías de que Europa pueda mantener su nivel de competitividad frente a Estados Unidos.
¿Y la competencia de China, que ya ha empezado a desplegar una constelación de satélites en órbita terrestre baja y tiene en marcha un segundo proyecto en el mismo ámbito?
La ambición de China con estos programas es tener decenas de miles de satélites, o megaconstelaciones. Uno de sus objetivos es que los primeros servicios estén operativos en un plazo de 2 a 3 años, salvo retrasos. Por tanto, el país podría beneficiarse de constelaciones antes del final de la década, potencialmente antes del IRIS² (un plazo comparable al despliegue europeo de OneWeb, por ejemplo). Sin embargo, estas constelaciones tendrían inicialmente un carácter más comercial que de alta seguridad. Así pues, al menos tres potencias espaciales -Estados Unidos, China y Europa- dispondrán de constelaciones de banda ancha en órbita baja a través de empresas comerciales (como Starlink).
¿Podría China superar a Europa en este campo en un futuro próximo?
Hace diez años, China estaba claramente por detrás de Europa en cuanto a capacidad. Sin embargo, ahora se ha puesto al día y tiene potencial para superar a Europa en los próximos años. China está progresando muy rápidamente, no sólo en constelaciones, sino en el sector espacial en su conjunto, con inversiones masivas. Europa no se ha quedado necesariamente rezagada respecto a China, pero corre el riesgo de hacerlo en la próxima década, a partir de 2030, si no se innova e invierte lo suficiente.
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