Hace cinco años nació Lesley Wolf, pero en realidad tiene 42. Es un personaje drag que interpreta el bogotano Juan Tarquino, el mismo actor que le da vida a Garabato en la serie ‘Pálpito’, la producción más vista en Netflix en el mundo de habla no inglesa.

Lesley ha permitido que Juan se destape, entienda su pasado, se acerque a su raíz. Su abuela se disfrazaba y hacía ‘performances’ para divertir a la familia en las fiestas. Lesley le ha rescatado recuerdos: cuando se quedaba solo utilizaba el maquillaje, los aretes, la ropa y los tacones de la mamá. Sus amigos le dicen, incluso, que los ojos de Lesley son parecidos a los de la mamá de Juan.

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La vida de Tarquino suena a melodías melancólicas y clásicas, a la irreverencia del rock y lo tropical. En su casa hay música todos los días, todo el tiempo. Solo hay silencio cuando escribe. Es hijo, hermano, licenciado en artes escénicas de la Universidad Pedagógica Nacional, actor hace 24 años y es, sobre todo, Lesley Wolf, lo que Juan quiso hacer como artista y lo encontró en el drag: bailar, cantar, hablar, maquillarse.

¿Qué representó para usted ser parte de la serie ‘Pálpito’?

“Revisando mis emociones, siento mucha gratitud por la oportunidad tan impresionante que se me presentó en este momento en mi vida. Ha sido una experiencia maravillosa y enriquecedora como actor”.

En la serie es muy villano, pero en la vida real es todo lo contrario con Lesley Wolf, otro personaje en su vida.

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“Sí, es una ‘drag queen’ colombiana, es una ventana de felicidad y libertad que yo encontré como artista. Ella es mi jefa, el vehículo que me llevó de una u otra manera a estar en ‘Pálpito’ después de un proceso de casting bastante arduo. A este personaje le debo no solo un nuevo reconocimiento como persona diversa, sino también este momento tan bonito que estoy viviendo como artista”.

Garabato y Lesley son dos mundos muy distintos…

“El uno es un personaje homofóbico, misógino, violento, totalmente opuesto a Lessly y a mí. En cambio Lessly es una señora, un personaje que busca desde el discurso resignificar la existencia de las personas diversas en cualquier espacio. Pienso que estos dos personajes comparten algo, pero es más desde la elegancia y la presencia”.

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Si Garabato conociera a Lesley, ¿qué le diría?

“Él es un tipo tan audaz en muchas cosas, pero tan bruto en otras que creo sería muy violento, algo muy desde la agresividad”.

¿Y Lesley qué pensaría de Garabato?

“Lo primero que diría es que es un papasito y siento que le robaría los aretes que usa. Yo creo que Lessly lo vistió”. (Risas)

¿Cómo es la personalidad de Lesley?

“Tiene una energía arrolladora y una postura muy clara sobre el discurso político y social. Es una señora y eso tiene que ver con mi edad (42 años) que también se la imprimo. Se ubica en un contexto desde su sentido experiencial, sus vivencias. Mis primeros referentes fueron la irreverencia de los 80 y 90, épocas en las que crecí, la música, quería hacer algo como la tira cómica Jem and the Holograms, pero cuando tuve fuerza la gente se acercaba más cuando tenía una estética más digerible, más hegemónica, entonces me di cuenta que con el drag también se puede hacer pedagogía”.

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¿Su mamá conoce a Lesley?

“Me ha visto maquillar muchas veces, de hecho la primera vez que me vio en vivo fue hace dos años y medio mientras entrevistaba a Brigitte Baptiste, por ese tiempo grababa la primera temporada de ‘Pálpito’. Cuando terminé, apagué el pc y me di cuenta que mi mamá, mi hermana y mis sobrinos estaban escuchando y viendo la entrevista. Estaban bastante conmovidos por ver lo que hacía, por el maquillaje que logré ese día, lo que conocían era por fotos”.

¿Cómo fue la última vez que conversaron sobre el arte que hace?

“Fue aquí en mi casa y mientras me maquillaba ella se me acercó y me preguntó de una forma muy inocente y bonita cómo se hacía, muy desde la duda y la curiosidad. Me pareció un momento bellísimo, porque fue su manera de interesarse por lo que yo hago, muy respetuosa. Ha sido una mamá fuerte, empática, que aprendió a ser mamá siendo mamá. Es una mujer que vive muy orgullosa de su hijo, hizo un papel maravilloso como madre soltera”.

¿Qué le dice a las nuevas generaciones que están haciendo drag?

“Lo primero es agradecerles porque cada vez somos más quienes entendemos que desde el arte drag podemos construir país. Y un consejo es prepararse, y eso no es solo ir a la academia, sino también practicar, no creerse el cuento de que hacer esto es una cuestión sencilla, hay mil caminos para hacerlo, para sentirse bien consigo mismo, explorar las libertades o como faceta artística, usarlo como trabajo. El drag es el sueño que las personas diversas teníamos cuando estábamos solos en nuestras casas frente al espejo y jugábamos a ser esa estrella. Hoy somos las nuevas pop stars del mundo”.