Desde hace varios años Jennifer Lopez aparece en el listado de mujeres más influyentes del mundo. Bien sea como artista, como empresaria o como descendiente de origen latino, la neoyorquina de 53 años ocupa un lugar de privilegio en la industria del entretenimiento y se ha convertido en todo un ejemplo a seguir.

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Su fortuna calculada en unos 400 millones de dólares, se dice que al año gana unos 40 desde hace una década, no ha sido construida de la noche a la mañana, sino que la ha amasado a lo largo de casi 30 años de carrera artística.

Jennifer es bella, dueño de un cuerpo escultural, con atributos histriónicos como los de la actuación, el canto y el baile que ha sabido aprovechar. No obstante, la vida de Lopez no siempre ha estado llena de abundancia, elogios y admiración. Hubo una temporada en que las metas le eran esquivas e incluso hasta su familia le dio la espalda.

Jennifer Lopez se fue de casa porque sus padres no la apoyaron

Desde los 5 años Jennifer mostró inclinación artística y a sus escasos 7 ya estaba de gira por distintas localidades de Nueva York en la compañía de danza de la escuela. Su padre era un vigilante de seguridad y su madre, una profesora de preescolar apoyaron los sueños de la pequeña hasta que, antes de graduarse, les reveló que sería ser artista. Ahí fue cuando doña Guadalupe y don David, sus padres, le dijeron no. Ellos deseaban que la hoy JLo estudiara una carrera convencional. Después de todo, la pareja había hecho enormes sacrificios por darle educación a Lopez y a sus tres hijas. Lynda, la mayor, Jennifer, la del medio y Leslie, la menor.

Jennifer, después de discusiones familiares que no llevaron a ningún lado, decidió que lucharía por sus sueños, aunque no fueran del agrado de sus padres y se marchó de casa. Antes de cumplir los 18 ya Lopez vivía sola. La artista también practicó atletismo, gimnasia y softbol. Su apodo en los gimnasios fue La Guitarra, por su cuerpo curvado. En algunas ocasiones tuvo que dormir en los lugares de entrenamiento y también trabajó en una cafetería. Luego se inscribió en el Baruch y encontró trabajo en un bufet. El edificio de la escuela fue entonces su dormitorio.

Jennifer Lopez no tenía carro y tampoco dónde dormir

Por aquella época tampoco tenía auto y se transportaba en metro. Después de un año y medio de audiciones, finalmente encontró trabajo en una gira que la llevó hasta Japón. También fue corista y bailarina de Janet Jackson y New Kids On the Block. Al cabo de los meses decidió que lo suyo podría estar en California y viajó al otro lado del país. Tenía razón en Los Ángeles comenzaron a cristalizarse sus anhelos.

Un productor de la serie South Central se interesó por ella y le dio su primer trabajo como actriz. La serie fue cancelada después de una temporada, pero Jennifer pronto fue escogida para el elenco de las series Second Chances y Hotel Malibú.

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Dos años después actuó en su primer filme para la televisión llamado Nurses on the Line: The Crash of Flight 7. En 1993, personificó a Melinda Lopez, en el cortometraje Second Chances para CBS. En 1995 estuvo en las películas My Family y Asalto al Tren del Dinero. En 1998 llegó Selena el papel que la catapultaría a la fama mundial. A la hora del canto, su padrino fue Tommy Mottola, por entonces Presidente de Sony Music.

Hoy Jennifer no solo tiene una excelente relación con sus padres, sino que aprendió que es necesario apoyar los sueños de sus hijos, por eso está encantada de que sus mellizos Emme y Max, de 14 años, demuestren sus dotes artísticos.