Bastó la estrofa “De qué me sirve ya la vida en este mundo, si ya no tengo las caricias de mi madre” para que Amparo Grisales no pudiera controlar las lágrimas. “Yo ni les puse cuidado a los detalles”, habría de confesar la diva durante la retroalimentación y después de haber usado varios pañuelos faciales para secar sus lágrimas.

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Apenas terminaron de cantar, a César Escola también se le alcanzó a salir una lágrima, sentimiento que se transformó en flores para las imitadoras.

Cuando Amparo se recuperó, luego de que sus compañeros de la mesa hablaron, dijo que pese a la buena presentación, les hacía falta “un aguardiente” para lograr ese “gallito” al final de ciertas frases.

Esta es la muy buena presentación de las hermanas, que fueron las primeras escogidas de la noche para continuar en el programa.

Amparo rescató que se habían escuchado más equilibradas, es decir, que ninguna de las voces opacaba a la otra: