Britney Spears, de 39 años, compartió un enérgico video de una presentación del 2017, en la que aparece cantando ‘Toxic’ en el New Year’s Rockin Eve.

La intérprete de ‘Baby One More Time’ aprovechó para declarar su amor por la música y por estar bailando y disfrutando en un escenario, pero dejó claro que se está tomando un tiempo para “aprender y ser una persona normal”.

“¡No puedo creer que esta actuación de ‘Toxic’ sea de hace 3 años! Siempre me encantará estar en el escenario … pero me estoy tomando el tiempo para aprender y ser una persona normal”, escribió en su cuenta de Twitter. 

Pero eso no fue todo. Britney Spears, que podría recuperar ‘libertad’ después de 13 años, aseguró que hay una gran diferencia entre lo que creemos que “sabemos sobre la vida de una persona” y otra muy distinta lo que es la “persona real que vive detrás del lente”.

Estas declaraciones estarían relacionadas con el documental ‘Framing Britney Spears, producido por The New York Times, que analiza el ascenso de la ‘princesa del pop’ y la controversia que rodea la tutela legal que ejerce su padre sobre ella desde el 2008.

“¡Cada persona tiene su historia y su opinión sobre las historias de otras personas! Todos tenemos tantas vidas diferentes, hermosas y brillantes. Recuerde, no importa lo que pensemos que sabemos sobre la vida de una persona, no es nada comparado con la persona real que vive detrás de la lente”, escribió en otro tuit.

¿De qué se trata el documental ‘Framing Britney Spears’?

La tutela por la que el padre de Spears supervisa todos los aspectos de su vida (financiero, profesional y médico) desde hace más de diez años es el objeto de estudio del documental que acaba de estrenar el prestigioso The New York Times, que aporta una visión perturbadora de su fama y del constante escrutinio público al que estuvo sometida, dice EFE.

¿Qué faceta de Britney Spears se puede ver en el documental?

El documental ‘Framing Britney Spears’ despierta una empatía hacia la cantante de ‘Womanizer’ que muy pocos habrán sentido hasta ahora.

La idea de una estrella presa de su propia fama no es nueva. Hay incontables ejemplos de lo tóxica que puede llegar a ser la popularidad, que van desde Lindsay Lohan hasta las trágicas muertes de Amy Winehouse y la Princesa Diana.