
Colombia enfrenta un riesgo creciente de apagones debido a su alta dependencia de fuentes hidroeléctricas, que representan el 68 % de su matriz energética y son vulnerables a fenómenos climáticos como El Niño, señala un informe de la agencia 2050 LATAM.
Aunque el país cuenta con un potencial de generación solar de 30 GW, actualmente solo ha instalado 2.28 GW.
(Vea también: A Petro se le corrieron los cables pidiendo traer gas por cuerdas de luz desde Panamá).
Sin embargo, se proyecta un crecimiento significativo, alcanzando los 19.80 GW en 2030.
Para impulsar esta transición, ha surgido el Club de Embajadores Energéticos, liderado por Camilo Vargas y respaldado por 2050 LATAM, el cual agrupa a más de 100 líderes que promueven el uso de energía solar en empresas como Starbucks y Domino’s Pizza, así como en entidades públicas.




Esta comunidad logró gestionar más de 11 millones de dólares en proyectos solares en 2024.
La autogeneración solar se presenta como una solución clave, permitiendo a hogares y empresas reducir su dependencia de la red eléctrica y fortalecer la resiliencia energética.
Colombia no solo puede cubrir su demanda con fuentes limpias, sino también convertirse en un referente regional en energía solar.
La transición energética es hoy una necesidad urgente, y el país avanza hacia un futuro más sostenible gracias al liderazgo y compromiso de quienes impulsan el cambio.
Por qué hay riesgo de apagones en Colombia
El riesgo de apagones en Colombia está directamente relacionado con la estructura actual de su matriz energética, que depende en gran medida de fuentes hidroeléctricas. Cerca del 68 % de la energía del país proviene de este tipo de generación, lo cual representa una vulnerabilidad crítica ante fenómenos climáticos como El Niño. Este fenómeno, que provoca disminuciones significativas en las lluvias, reduce drásticamente el nivel de los embalses y limita la capacidad de generación hidroeléctrica. Como resultado, durante períodos de sequía prolongada, Colombia experimenta una presión considerable sobre su sistema eléctrico, lo que incrementa el riesgo de apagones. La falta de diversificación en las fuentes de energía ha hecho que el sistema sea muy poco resiliente ante estas variaciones climáticas, que además se prevén más frecuentes e intensas debido al cambio climático global.
Además, la demanda de energía en Colombia continúa en aumento, impulsada por el crecimiento económico, la urbanización y el mayor uso de tecnologías que requieren energía eléctrica. Sin una expansión proporcional de la capacidad de generación, especialmente en fuentes renovables y más estables como la solar o la eólica, la brecha entre oferta y demanda puede llevar a situaciones críticas. Actualmente, el país cuenta con una capacidad instalada de 21 GW, mientras que su potencial en generación solar alcanza los 30 GW. A pesar de este enorme potencial, la infraestructura instalada de energía solar sigue siendo muy limitada, con solo 2.28 GW en operación. Esto evidencia una subutilización de los recursos naturales disponibles, que podrían ofrecer una solución sostenible y menos vulnerable a factores climáticos.
La situación se complica aún más por la falta de inversión y de políticas efectivas para fomentar la diversificación energética a gran escala. Aunque existen iniciativas como el Club de Embajadores Energéticos y el respaldo de organizaciones como 2050 LATAM, el proceso de transición energética aún enfrenta desafíos estructurales, regulatorios y financieros.
Cuáles son causas de crisis en la energía en Colombia
El lento desarrollo de proyectos solares, la burocracia en permisos, y la falta de incentivos claros para la autogeneración de energía frenan la adopción de tecnologías limpias. Mientras tanto, el sistema eléctrico nacional sigue dependiendo de una fuente que puede fallar estacionalmente, sin contar con un respaldo lo suficientemente robusto.
En resumen, el riesgo de apagones en Colombia es el resultado de una matriz energética poco diversificada, la dependencia de fuentes vulnerables como la hidroeléctrica, y un retraso en la implementación de energías renovables. Ante este panorama, es urgente acelerar la transición energética hacia modelos más resilientes y sostenibles que garanticen la seguridad energética del país.
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