El partido, que que se extendió a cuatro sets, terminó con parciales de 7-6 (7/1), 4-6, 7-6 (9/7), 6-4. Sin embargo, todo sucedió cuando el ruso experimentaba algunas dificultades en su juego.

En ese momento, un recogebolas le acercó una toalla a destiempo, y esto lo enfureció. Le hizo el reclamo y la mandó a volar. En ese momento el juez de silla le llamó la atención, y él arrojó su raqueta en esa dirección, para luego reclamarle apuntándole con el dedo.

Por si fuera poco, el público no soportó esto y comenzó a abuchearlo, por lo que él, disimuladamente, les mostró lo que pensaba con un gesto:

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Los abucheos continuaron, y lejos de disminuirlo, le ayudaron a ganar el juego, tal como lo reveló después: “Su energía esta noche me dio la victoria”, dijo irónico, sabiendo que el estadio entero lo escuchaba.

“Si no fuera por ustedes no ganaba, estaba cansado, sufrí ayer de calambres. Quiero que todos sepan, cuando duerman esta noche, que gané gracias a ustedes. Cuanto más lo hagan, más ganaré”, siguió, asegurando que le dieron “energía para vencer cinco partidos”.

“Después del partido hablé con Feliciano en la red y con su coach en el vestuario para decirles ‘chicos, no es nada contra ustedes’. Me dijeron que me entendían”, reveló después.

Medvedev se enfrentará en los octavos de final al alemán Dominik Koepfer, que entró en Qualy. ¿Tendrá el público a favor?, le preguntaron. “Pregunta difícil, no lo sé, estoy trabajando para hacerlo mejor la próxima vez”.