“Voy a un restaurante en Bogotá y orino oscuro. Los hombres somos tontos para ese tipo de cosas, cuando oramos miramos para el techo, pensamos en cosas y ese día se me ocurrió mirar para abajo, así fue”, relató Russo a Deportes RCN.

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Tras el descubrimiento del cáncer de próstata el argentino se sometería al respectivo tratamiento, sin imaginar que una bacteria complicaría su recuperación, y lo haría conocer el verdadero sufrimiento pues no esperaba que esa infección le costara más que toda la operación.

“Si tienes 40 grados de fiebre, no es normal y tener antibióticos, estar 15 días internado y sales, pero a los tres días vuelves a tener el mismo cuadro, es como estar en un círculo vicioso y no poder salir”, contó.

Y es que la gravedad de la bacteria fue tanta, que su operación del cáncer paso a un segundo plano, y por 3 meses tuvo que estar bajo supervisión médica para que la bacteria no le arrebatara la vida.

“Con la operación estuve muy tranquilo, y cuando fue la bacteria decía: ‘No me puedo morir por una bacteria. No es justo, con todo lo que anduve en la vida y todo lo que me falta, no es justo, cómo me va a matar algo que no puedo ni ver’”, explicó.

Para Russo el apoyo de su familia y cuerpo técnico fue fundamental para salir de esa enfermedad, pues si bien nunca se dio por vencido, si hubo momentos en los que “flaqueó”.

Pero también sintió un gran respaldo de los médicos y, los colombianos en general, que lo trataron con amor y respeto.

“Cuando iba a hacer quimioterapia me traban con amor y respeto. Jamás me pidieron una foto o un autógrafo. En ese momento, era Miguel Russo persona. Eso me llamaba mucho la atención. El día que terminé la ‘quimio’ me hicieron una fiesta. Eso fue lo más emocionante: el respeto”, culminó.