Novak Djokovic era la sensación del tenis mundial y llegaba a Tokio 2020 esperando hacer historia al seguir labrando el camino para un inédito ‘Golden Slam’, que significa ganar los cuatro grandes torneos de la ATP y el oro olímpico.

Sin embargo, todo se torció después de sus polémicas declaraciones sobre la gimnasta estadounidense Simone Biles, quien se ha retirado de varias pruebas en las que se suponía que participaría, argumentando problemas mentales.

El serbio estuvo lejos de mostrar empatía y declaró que “la presión es un privilegio” del deporte profesional y que para que un deportista se mantenga en la cima “tiene que aprender a gestionar la presión“.

Sus palabras le significaron una lluvia de críticas, pero fue justo después que sobrevino su eliminación de la lucha por el oro, por lo que jugaba el tercer puesto con Carreño. Paradójicamente, allí también hizo pataleta: en el tercer set tiró la raqueta a la grada (vacía) después de perder un punto y poco después destrozó su raqueta contra el poste de la red al ceder un juego.

Finalizado el partido, se informó que Djokovic no disputará el partido por el bronce en el dobles mixto, junto a su compatriota Nina Stojanovic, que era su última esperanza de obtener una presea. “Novak Djokovic se retira del encuentro por la medalla de bronce del dobles mixto debido a una lesión en el hombro“, anunció la Federación Internacional en sus redes sociales.

¿Coincidencia o el pez muere por la boca?

El fracaso del número 1 del mundo en los Juegos Olímpicos no parece casualidad, pues ni siquiera él lo cree. “No creo en las casualidades de la vida. Las cosas pasan por alguna razón. En mi carrera ya he tenido derrotas dolorosas en los Juegos y en grandes torneos y eso me ha hecho más fuerte en todos los aspectos“, aseguró, adelantando que seguirá “luchando por mi país en París (2024)”.

“Lamento no haber podido ganar una medalla para mi país”, declaró en zona mixta. “Ni ayer (viernes en la derrota en semifinales contra Alexander Zverev) ni hoy pude dar mi nivel de tenis. Estoy agotado física y mentalmente, pero por supuesto que no me arrepiento de haber venido a los Juegos”, explicó.

El tenista también atribuyó sus gestos desobligantes a la “emoción y la tensión en la cancha” y se disculpó: “No es la primera vez, probablemente no será la última. No es bonito por supuesto, pero es parte de mi carácter. No me gusta hacer estas cosas, lo siento por enviar este tipo de mensajes, pero somos seres humanos y algunas veces es difícil controlarse“.

Djokovic insistió en el aspecto físico, fundamental en un torneo que se jugó con mucho calor y humedad, y también habló de su posible participación en el US Open, último Grand Slam del año. “Di todo lo que tenía en la cancha, que tampoco era mucho, pero creo que las consecuencias físicas no crearán problemas para el US Open, aunque por el momento no lo sé“.

Si ganara el torneo neoyorquino, Djokovic cerraría la temporada ganando los cuatro Grand Slam tras haberse impuesto ya en Australia, Roland Garros y Wimbledon.