Investigaciones demuestran que estas son las herramientas más efectivas que pueden utilizar los padres y las personas adultas que están alrededor de niñas, niños y adolescentes para prevenir el consumo de sustancias psicoactivas.

Según el Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Escolar del 2016, realizado por el Observatorio de Drogas de Colombia del Ministerio de Justicia y del Derecho, donde se entrevistaron 80.000 mil estudiantes con edades entre los 12 y 17 años, de colegios públicos y privados; se evidenció que los estudiantes que perciben un bajo involucramiento de sus padres en sus vidas, tienen mayor probabilidad de consumir sustancias como marihuana, cocaína, basuco, sustancias inhalables y éxtasis, en este grupo el porcentaje de consumo es del 31%.

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En contraste, los estudiantes que reportaron mayor involucramiento de sus padres en sus asuntos, reportan menos consumo de drogas, bajando al 3,9%.

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En la medida en que los padres están más involucrados en la vida de sus hijos, conocen sus gustos, sus amigos, comparten tiempo libre, de la mano con entornos educativos y familiares seguros y protectores, deben acompañar y supervisar la vida cotidiana de sus hijos identificando riesgos de manera oportuna.

El consumo de sustancias psicoactivas provoca una serie de cambios en el comportamiento y en el cerebro afectando el sistema nervioso. El Sistema de Alertas Tempranas del Observatorio de Drogas, tras analizar muestras recolectadas en el 2019 de sustancias que circulan en el mercado, evidenció múltiples adulterantes en sustancias como el éxtasis que tienen consecuencias graves, originando reacciones que incluyen agitación, taquicardia, comportamiento violento y alucinaciones.

Las sustancias psicoactivas ilegales más consumidas entre los escolares son la marihuana, los inhalables que incluye Popper, pegantes, solventes y/o pinturas, asimismo la cocaína.

Las competencias parentales evidencian las habilidades que los padres deben tener para lograr que la crianza de sus hijos sea exitosa. Son las prácticas que los progenitores deben adquirir para cuidar, proteger y educar sus hijas e hijos y asegurarles un desarrollo sano. Las competencias parentales se convierten en la principal muestra de amor para la generación que tendrá en sus manos el futuro del país.