Cuando se fundó el municipio que hoy se conoce como Armenia, se propuso que se llamara La Cuyabra por el fruto que entonces crecía en abundancia por la zona —la cuyabra es una especie de calabaza rastrera, que no es comestible, cuyo nombre científico es lagenaria siceraria—. Así, según documentos históricos, fue nombrada la población de manera provisional.

En el momento también surgieron otros nombres y propuestas como Villa Holguín, por el presidente, Carlos Holguín, no obstante, esta propuesta se rechazó porque él era de postura política conservadora y quienes integraban en su mayoría la junta eran liberales. 

Hay varios relatos sobre el origen del término, así como del rechazo y la oposición que este generaba. Según José Joaquín Barco Toro —citado por Carlos Alberto Valencia Barrera en su libro Relatos, fundaciones y primeras descripciones de los pueblos del Quindío— fue durante una de las jornadas de limpieza de la plaza, realizadas por la junta fundadora que en medio de un animado brindis con aguardiente, pasó José Herrera con algunas calabazas y: “Ofreciéndole un trago y haciendo de las calabazas una charla las tomó en la mano Ezequiel Murillo y dijo en alta voz: Esto se llama el Coyabro. Todos a una voz aceptaron el nombre por lo cual se quedó llamando de esa manera muchísimo tiempo”.

En el mismo libro, se cita también que en cartas escritas por Antonio María Gómez y Nicolás Arango se expresa que debido al crecimiento que había presentado la población, consideraron solicitar que esta fuera reconocida como corregimiento.

 “Pero aquí fue el momento de batallar no solo en Salento sino en Circasia, Calarcá y aún Filandia; pues ninguno de estos pueblos quería que Armenia progresara; de ahí el ridiculizarla con apodos como Filo de hambre y el Cuyabro, etc.”.

En cuanto a esto, Fernando Jaramillo Botero, integrante de la Academia de Historia del Quindío explicó: “Hubo comentarios de que el nombre de La Cuyabra no gustaba porque esta era una planta rastrera por lo que los de Calarcá les dirían ‘arrastrados’ a los de Armenia. Esa es una anécdota del tema”.

También, el académico en su artículo ‘Siéntete Cuyabro’, sostuvo: “La Cuyabra se debe a que en la zona se daba silvestre una planta de rápido desarrollo conocida como cuyabra, y que sus frutos, similares a una calabaza, pero no comestibles, después de secados, eran utilizados como recipientes para guardar alimentos como la sal, los huevos, para tomar agua o la popular chicha de maíz fermentado, que se vendía en muchos establecimientos populares”.

Al final, se decidió que el municipio se llamara Armenia por una finca que quedaba ubicada en el sector. Sin embargo, el término cuyabro quedó en la memoria de los quindianos.

Fue así como se estableció aquella palabra que hoy en día hace parte de la cultura y de la idiosincrasia del departamento. Por esta razón el término genera amores y odios. 

Es relevante señalar que cuyabro es un gentilicio o una denominación de carácter popular con el que se hace referencia a la gente de Armenia, así como a los bogotanos se les dice rolos y a los neivanos, opitas. Sin embargo, el hecho de que sea un gentilicio popular implica que no es el oficial. El gentilicio determinado por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, determina que corresponde: armenita y armenios.

La cuyabra

Como las cuyabras no son comestibles con frecuencia son usadas en las artesanías. Son decoradas como recipientes para poner la sal, huevos o agua de panela. En la actualidad se cultivan cuyabras en el Huila, Tolima y Nariño. Estas son cultivadas en zonas tropicales como materia prima para artesanías. En el Quindío, se encuentran cultivos por El Caimo, La Tebaida y Montenegro.

En Filandia hay empresas que trabajan con cuyabras.