El joven, estudiante de Computación y Codificación en el East Kent College, en Reino Unido, aseguró a Daily Mail que si bien comenzó con 3 energizantes al día (uno después de cada comida), subió la dosis a medida que aumentaba su fatiga:

“A menudo me sentía cansado y necesitaba desesperadamente las bebidas energéticas”.

El británico indicó al diario inglés que para octubre de 2017 ya no compraba esas bebidas de manera individual, sino cajas que contenían varias latas, por lo cual aumentó su consumo hasta llegar a tomar 6 energizantes por día.

“Era como si regularmente tuviera que echarle combustible a esa adicción, y si no lo hacía, sufría síntomas de abstinencia de cafeína, como fuertes dolores musculares y de cabeza“, añadió el joven.

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A principios de 2018, Vinnie se dio cuenta de que los energizantes le estaban afectando sus dientes, ya que le dolían cada vez que comía. “Era una pesadilla”, contó al mismo medio, y agregó que todo empeoró cuando mordió una manzana en marzo de ese año, pues 4 de sus dientes superiores se quebraron.

En ese entonces, el joven ya era consciente de que tenía una adicción y que todo estaba empeorando, pero “nunca” pensó en decírselo a nadie, ni siquiera a su mamá, quien ya estaba preocupada al ver la cantidad de energizantes que su hijo compraba.

De acuerdo con Daily Mail, Vinnie empezó a ocultarle los dientes a su mamá; sin embargo, en cierto momento, ella le pidió que se los dejara ver. En ese instante, ella se sorprendió y, al mismo tiempo, se preocupó por el daño que su hijo tenía.

A raíz de lo ocurrido, el británico perdió confianza en sí mismo y abandonó sus estudios debido a la vergüenza que le generaban sus dientes. Ahora, deberá someterse a un tratamiento que le costará 2.000 libras esterlinas (8 millones de pesos).