Fue el propio Baumgaertner quien contó la linda historia de esas espectaculares fotos que logró tomar, luego de ir por 3 días al mismo lugar, y que se popularizaron en las redes sociales por el momento de confinamiento que se vive en todo el mundo por el coronavirus.
Las imágenes muestran a dos pingüinos de espalda, uno abrazando al otro, quienes se separaron de su grupo y se pararon en una roca para divisar las luces de la ciudad australiana a lo lejos.
Aunque la foto sola en sí ya es conmovedora, la historia detrás de ella la hace más especial. El fotógrafo relató en su Instagram que un cuidador del parque donde estaba se le acercó y le contó que los animales eran viudos.




La más longeva, con el pelaje blanco, había perdido a su pareja hace tiempo, mientras que el más joven, con su pelaje completamente negro, la había perdido recientemente.
Según el cuidador, dice Baumgaertner, todas las noches se consolaban por horas, dándose palmadas en las espaldas con sus pequeñas aletas, de cara a la ciudad.
“En momentos como este, los verdaderamente afortunados son aquellos que pueden estar con la persona / personas que más aman”, comenzó su relato.
“El amor es el único juego en el que ganamos incluso cuando perdemos”, escribió el fotógrafo la semana pasada en su Instagram. “La forma en que estos dos tortolitos se cuidaban se destacaba de toda la colonia. Los unió el dolor”, agregó.
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