De inmediato, lanzó el chiste que muchos en redes interpretaron como un comentario xenófobo y racista:
“Me molesta bastante, porque siento que somos muy desconsiderados con las personas que nos sirven y atienden tan bien”.
Al ver que el público se reía, comentó que llevaba 4 meses contando ese chiste chiste y “por fin” daba resultado.
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Esta grabación se viralizó en redes y los usuarios comenzaron a criticarla por sus palabras. En un video que ella misma grabó luego del escándalo, y donde ofrece disculpas por el chiste, Julisa manifestó que además de llamarla racista, las personas la insultaron por su forma de ser y hasta se metieron con su físico. También señaló que, incluso, recibió amenazas de muerte.
En ese mismo video, la comediante dijo que nunca tuvo la intención de “ofender, menospreciar, ni criticar” a los venezolanos que llegaban a Perú en busca de mejores oportunidades. Añadió que tampoco intentaba “incitar a la violencia y mucho menos al odio”, y que lo único que hizo fue aprovechar que “el humor juega con la coyuntura popular”.
Al final de las imágenes, donde reconoció que el chiste había sido “malo”, agradeció el apoyo que ha recibido por parte de varios venezolanos y dijo que solo quería “comprensión”.
Julisa, quien hace parte de un grupo de comediantes llamados Frutitetillas Comedy Corp., también apareció en otro video con dos compañeros donde señalan que ella fue despedida del bar donde trabajaba. Ellos indicaron que la humorista publicó la grabación del chiste en Facebook e Instagram, y etiquetó al establecimiento, pero este solo reaccionó unas 3 semanas después de eso, cuando se desató el escándalo y las personas comenzaron a hacer malos comentarios del lugar.
“Victoria ya sabía del video. Nunca le pareció ni discriminatorio ni xenófobo, no estuvo en contra en ningún momento, no nos hizo mención de nada en ningún momento. Al recibir los ataques, reaccionó de la peor manera”.
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