Desde Ecuador, la ruta privilegiada es Ipiales, Nariño, para luego distribuir la mercancía en el  Valle del Cauca, Cauca y el Pacífico. Para la mercancía que llega desde Venezuela, los departamentos fronterizos (en especial Norte de Santander) sirven como puerta de entrada para los medicamentos que luego serán distribuidos en la costa atlántica del país.

Por su parte, los transportadores de los medicamentos del Perú prefieren ingresar por Putumayo para abastecer a los negociantes y proveedores ilegales del centro del país.

En cuanto a los métodos, existen muchas formas para introducir los medicamentos y los distribuyan en Colombia. Los traen camuflados, les cambian la etiqueta, les quitan la marquilla, los transportan en ciertos recipientes y hasta los envían por mensajería.

Según el exfiscal Augusto Triana, “los contrabandistas buscan todas las formas posibles porque los medicamentos son mercancías que no requieren un volumen grande. Lo que normalmente hacen es traer el componente activo, es decir que puede que por tráfico postal venga un frasco o una caja con 20 centímetros de penicilina y con esto pueden hacer 10.000 pastillas”.

Entre tanto, y según la DIAN, en el tráfico de medicamentos es utilizado el método de contrabando abierto, es decir, una persona o grupo de personas que no se presentan ante la autoridad ingresan los productos por las trochas y pasos de fronteras en maletas o camuflados.

Según Zaida Guerra, fiscal de la ciudad de Barranquilla, los medicamentos de contrabando se transportan en caletas, utilizando las mismas técnicas que el tráfico de drogas. Además, son llevados de una ciudad a otra con libertad por las carreteras del país incumpliendo con recomendaciones farmacéuticas básicas como las temperaturas en las que los productos deben estar al estar transportados.

Persona haciendo cuentas.

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Así mismo, los contrabandistas suelen adulterar productos aprovechando el mercado de medicamentos que tratan los OTC, es decir, medicamentos sin fórmula médica y de bajo costo. Por esto trafican en menor medida los fármacos de los tratamientos de alto costo, que son adquiridos principalmente por clínicas y suministrados por multinacionales, según el director técnico farmacéutico del laboratorio Labfarve.

La gerente de Proyecto Contra la Falsificación y la Usurpación de marca de la ANDI, Silvia Montoya, afirmó que “cuando se trata de contrabando no son personas aisladas, son estructuras criminales, que incluso han constituido empresas fachadas de transporte y encomienda para enviar medicamentos. No son estructuras pequeñas, son fuentes de financiación de organismos al margen de la Ley”.

Universidad de La Sabana

Controlar la web

Internet se ha convertido en una nueva amenaza en la lucha contra el contrabando de medicamentos. La venta de suplementos dietarios y vitamínicos -que no cuentan con registro Invima y se convierten en una forma de contrabando- crecen cada día más a través de plataformas, y las autoridades no han podido detener esta práctica por la imposibilidad de detectar a un responsable físico. Según John Hernández, esos productos “se mueven bien en el mercado porque la gente no mira la etiqueta ni sus componentes […] es un tema que va atado a la cultura”.

En contraste, los organismos de inspección, vigilancia y control se han apoyado en herramientas virtuales para dotar al consumidor de herramientas que le permitan identificar la autenticidad de los fármacos. No obstante, han sido ineficaces.

Por ejemplo, el Invima creó una plataforma para que el usuario verifique la autenticidad del producto. Pero es ineficaz. Al consultar el registro sanitario de una pastilla o jarabe en la página web del Invima, el consumidor puede ver que en la pantalla sale el mismo número de registro que figura en el envase que tiene en sus manos sin pensar que con esa misma facilidad un contrabandista pudo imprimir el mismo serial en miles de medicamentos de su laboratorio ilegal para distribuirlos en cualquier lugar del país.

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Metodología de esta investigación

La realización de esta investigación se hizo con base en los datos suministrados por la Dian y la Policía Fiscal y Aduanera (POLFA) sobre las incautaciones de medicamentos en las seccionales de la Dian en el país y con la colaboración testimonial de las instituciones Dian, Andi, Laboratorio Labfarve y la Fiscalía de Barranquilla. A pesar de los múltiples correos y llamadas realizadas a la POLFA y el Invima, resultó imposible conseguir su versión y posición sobre el tema en cuestión.

Este proyecto hace parte del seminario de periodismo de datos de la facultad de comunicación de la Universidad de La Sabana, coordinado por Maria Isabel Magaña y publicado por Unisabana Medios.

*Estas notas hacen parte de un acuerdo entre Pulzo y la Universidad de la Sabana para publicar los mejores contenidos de la facultad de Comunicación Social y Periodismo. La responsabilidad de los contenidos aquí publicados es exclusivamente de la Universidad de la Sabana.