Piensa en tu respiración. Detállate. Mira tus lunares. Repara tus vellos. Tus arrugas, las que empiezan a salir o hasta el bótox que ya se está yendo.

Vale la pena tomar conciencia de los segundos de tu vida. De empezar a dejar. Deja ya de correr. De levantarte apurado, de desayunar y pensar inmediatamente en el almuerzo. De conducir el carro y chatear. De comer y hablar por teléfono. De compartir con amigos mientras revisas tus redes sociales.

Deja eso, eso específicamente: el celular. Ese aparato que está enfermando y matando en vida a más de un ser humano, a más de un niño. El mal uso de este y de la tecnología digital ha atrapado nuestro tiempo.

Y este se nos está yendo en chats y no en encuentros físicos. Ya los rostros de familiares y amigos no tienen expresiones faciales, sino emojis, memes y emoticones. Ya solo te hacen feliz las menciones ‘online’, y no las Menciones de Honor laborales ni educativas.

Ya en tu lista de Favoritos aparecen casi todos tus conocidos, y no tus preferidos. Se nos está yendo la vida en la búsqueda de ‘Me Gusta’ o ‘Likes’. Ya la conexión entre tú y yo se cayó. No conecta. Ni se anhela. Solo buscas la conexión a Internet; por ejemplo, cuando llegas a una casa de visita y lo primero que pides es la clave del Wifi.

Nuestra vida se nos está yendo en mirar la vida del otro. En anhelar los viajes del otro. En tener las cosas del otro. ¿Cuántos libros hemos dejado de leer? ¿Cuántas plantas hemos dejado de oler? ¿Cuántas estrellas hemos dejado de contar? Y solo por tentarnos y endemoniarnos por el celular, que se nos convierte en una verdadera adicción.

Sean Parker, quien fue el primer presidente fundador de Facebook, confesó que los creadores de esa red social, y de otras, buscaban diseñar plataformas que causaran conductas similares a la adicción.

Y lo es. Los ‘Me gusta’ de las redes sociales generan dopamina; este, un neurotransmisor que el cerebro libera, al igual lo que lo hace cuando se siente un beso, un abrazo o el placer.

Es por ello que los mismos creadores de estas plataformas prohíben a sus hijos el uso de celulares o tabletas; incluso, en los contratos de las cuidadores o ayudantes de casa se estipula el NO uso de celulares mientras se está con los pequeños. La misma ley del narcotraficante: Nunca consumir. ¿Por qué? Porque saben lo que ocurrirá después.

Por eso. Debemos tomar conciencia. Hacer un alto. Frenar en seco. Por nuestras vidas. Por respeto propio. Del otro. De los nuestros. Y, en especial, por nuestros hijos. Ellos no merecen el legado de una adicción.

Pulzo
Mónica Toro de Ferreira / Pulzo

Expertos aseguran que cuando los hijos están a nuestro lado es cuando más debemos restringirnos en el uso de ese aparato tecnológico. Desactivar las notificaciones y poner el celular en ‘Modo avión’ será un buen comienzo para empezar a desintoxicarnos y, al mismo tiempo, de dejarles saber a nuestros hijos, con ejemplo, que en realidad son nuestra prioridad.

Los niños se sienten abandonados cuando uno responde llamadas, revisa redes sociales y juega en el celular delante de ellos, aseguran los psiquiatras.

Por eso, no pretendas decir que estás sumergido por raticos en ese aparato que te seduce y te maneja como quiere. No prefieras al otro que ni te conoce, que lo sientes cerca, pero que no necesitas y que, para terminar de acabar tu batería, él tampoco te necesita.

Que no sea tarde, cuando en realidad quienes te amen se hayan ido en búsqueda de lo que tú has dejado de dar: tu presencia.

Así que sé cauteloso y medidor. No busques el tráfico equivocado. Aprende del buen uso del celular. Toma tiempos para él y desconéctate de ese mundo digital que muchas veces no es el tuyo. No sigas despertando con filtros. Ni sigas viviendo de los comentarios de los demás. Deja ya tu ‘Avatar’ y pon tu cara. Así, tu vida quedará en una bandeja de ‘Spam’.

Y con todo ello, tu vida terminará siendo una ‘Story’ mal contada y alejada de la realidad, donde solo estarás tu como ‘Visualización’ y se volverá viral tu propia soledad.

Al final de todo esto, ni tendrás retentiva para saber cuál es tu verdadero ‘Home’.

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*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.