Sin duda y por mucho, con 34 años, es el mejor maratoniano de toda la historia, un verdadero fenómeno camino a convertirse en el mejor atleta de todos los tiempos. De 12 maratones corridas ha ganado 11 y es el de mayor progresión en la marca mundial de maratón.

El fondista africano hace parte de un ambicioso proyecto, el Santo Grial del atletismo: tumbar la barrera de las 2 horas en la prueba de 42.195 metros. Por ahora oficialmente no se lo ha logrado como tanto se ha publicitado ante la realización de un desafío comercial de la casa Nike, justamente con el mismo Kipchoge. Aún harían falta rebanar unos 100 segundos.

El pasado 12 de octubre se llevó a cabo en Viena (Austria) el llamado reto ‘Ineos’ donde supuestamente el keniano marcó en los 42 kilómetros 1:59:40. Se hizo en un circuito absolutamente llano con una organización cerrada, un solo atleta y varias liebres (corredores de alto nivel que entran por momentos y dan tirones para ayudar al atleta). No hay una certificación oficial sobre la distancia, por lo tanto, no es un recorrido homologado, sin certeza sobre ello.

Pero hay más circunstancias que lo invalidan como marca oficial. Kipchoge no se sometió a una prueba antidopaje, ello genera suspicacias. La negación a un control anti trampas conduce a declarar al deportista oficialmente dopado. Aunque no es exactamente el caso, puede equipararse. Pero también recibió muchas ayudas no permitidas, como un auto adelante con una luz que precisaba el recorrido y ponía el ritmo.

El avituallamiento no fue el tradicional, sino que se tecnificó para nunca reducir la velocidad lo cual jamás ocurre en una prueba colectiva competitiva de maratón. El piso se barría permanentemente para no dejar la más mínima muestra de residuo que podría causar un gasto de energía adicional. Fuera de eso las condiciones meteorológicas fueron prácticamente “maniobradas” para tenerlas totalmente a favor incluyendo la velocidad del viento, temperatura y humedad. Esto no es posible en una competencia aleatoria normal.

Pero veamos ahora donde está la parte medular de la trampa de este supuesto desafío. Todo se remonta a una competencia y rivalidad entre Nike y Adidas por ser los primeros en romper la mítica barrera de las dos horas en el maratón, algo humanamente imposible. La única manera de lograrlo era con ayuda de la ciencia y tecnología de punta que facilitaran la economía de carrera de un atleta. (Un humano sin ello, bajo la fisiología de hoy conocida, jamás bajaría de las 2 horas en los 42.2 Km).

Es decir, el deportista de máximo rendimiento no se obligaría a sobrepasar sus propias capacidades humanas ya que ellas se verían potencializadas o impulsadas por el desarrollo tecnológico y científico, como al parecer se hizo con el reto Ineos. Pero esto tendría varias trampas convirtiéndose en lo que podría denominarse “dopaje tecnológico”.

Para ello Nike desarrolló en el laboratorio un tipo de zapatillas que además de ganar en eficiencia mecánica, dan un impulso a la hora de correr, una especie de microempujones repetidos. Aparte de su peso, inferior a 200 gramos, su forma aerodinámica y su inclinación hacia adelante, el secreto y la polémica de la zapatilla Nike, bautizada ‘Vaporfly Elite’, están en la mediasuela. Esta tiene en forma de canoa una delgadísima y rígida placa de fibra de carbono incrustada en la goma. “Correr con estas zapatillas es como correr cuesta abajo, no se puede correr despacio”, dicen los investigadores que inventaron el producto, cuya versión más sofisticada se estrenó con Eliud Kipchoge.

En este desafiante diseño, se ha puesto en duda la legalidad de las placas y de su efecto muelle o catapulta. Como antecedente debe recordarse que de fibra de carbono con efecto muelle eran las cuchillas polémicas que le permitieron a Oscar Pistorius correr con piernas artificiales contra atletas convencionales y les ganó.

Una pieza de fibra de carbono durísima entre la plantilla y la suela evitaría, según la teoría, que el suelo absorbiera gran parte de la energía en cada pisada, hasta un 54%. Esto permite un enorme ahorro energético, facilitando el trabajo humano incrementando la velocidad, suficiente para ganarse unos buenos segundos en los 42 Km.

Según algunos especialistas, su diseño está en el límite de lo que se podría considerar zapatillas con muelles o con efecto canguro (como las cuchillas de Pistorius, que solo absorben un 8%), prohibido por el reglamento de la federación internacional de atletismo (IAAF) o World Atletic. Por lo tanto, la supuesta marca no puede considerarse sino lograda mediante artilugios tramposos, en condiciones absolutamente ventajosas e inequitativas frente a la gran mayoría de atletas de altos logros del mundo.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.