El alcohol desinhibe y por la misma razón algunos piensan que cuando tienen sus ‘drinks’ encima, se ven más sexys y sus hormonas mezcladas con alcohol los convierten en puro deseo carnal. Dos mitos que iré descartando, copa a copa, en esta columna: Por qué no es cierto que para tener buen sexo sea necesario beber.

Primera copa: Esta suele ser la que mejor entra porque nuestro organismo está en ceros. Si bien se pueden apreciar algunos cambios sutiles en nuestro cuerpo, somos en la mayoría de los casos, la misma persona que hace media hora, solo que empezamos a evaluar si el lugar nos gusta, si la música está bien y, por supuesto, si hay alguien que nos haga despertar las hormonas. Vamos a suponer que lo encontramos y que nos empieza a conversar al oído.

Las conversaciones de la primera copa son de carácter informativo y adulador, pero sin pasar límites. Una persona que no hemos visto en la vida, al entrar en frases demasiado ardientes en la primera copa, suele ser descartado por falta de ‘timing’. Si es alguien que nos gusta mucho y con el que ya hemos tenido cierto contacto sexual antes, esta es la mejor fase para continuarlo con acierto, consenso y disfrute.

Las parejas en la primera copa tendrían la capacidad completa para estimularse y para excitarse, los hombres tendrían erecciones normales y las mujeres encontrarían súper estimulantes los besos, las caricias y sobre todo el sexo oral. Un sexo oral en la primera copa es intuitivo, imaginativo y creativo porque se está en posesión de reflejos, de ternura y de precisión. La primera copa es un bálsamo para el sexo, aunque no es necesaria para tener un buen polvo. Algunas parejas la usarán como destapador.

¡Esta es la mejor copa para pasar a las sábanas!

Segunda copa: esta es clave porque es la señal de que hay atracción.

Nadie se toma una segunda con alguien que no le gusta. El brindis estimula la imaginación y es en esta copa donde empezamos a hacer los cálculos sobre si tendríamos sexo con esta persona o no, si es que aún no ha pasado. Los fumadores suelen poder aguantar una copa sin encender un cigarro, pero ya con la segunda se les hará más complicado. Con la segunda copa se siente más calor y el deseo de querer seguir tomando, y esto es lo que cambiaría las cosas para mal.

Las conversaciones de la segunda copa suelen ser un poco más íntimas que en la primera. La picardía arranca. Por lo general hay dominio de la situación, salvo contadas personas que no beben nunca, y que con esta copa ya estarán cabeceando. No todos los organismos metabolizan el alcohol de la misma forma, aunque dos copas, por lo general, no es un consumo de alcohol exagerado.

La seducción real empieza en esta copa. Ya sale la mirada gatuna y la sonrisa matadora. Si una pareja que se conoce decide tener sexo en la segunda copa, todo puede resultar estimulante porque hay un dominio medio alto de la situación. Es difícil tropezarse con dos copas. Es la barrera de muchas mujeres que piensan:  “con dos me veo bien, con tres me veo borrosa”.

Besar a una persona después de dos copas es rico porque su deseo sexual no está empantanado por el alcohol. Su desempeño en la cama no es mejor que sin alcohol, aunque puede ayudarlo a desinhibirse al quitarse la ropa o a comportarse un poco más pasional que si solo bebe agua. Hasta esta copa se recomienda si queremos tener un sexo en el que podamos controlar lo que pasa. El cuerpo responde con más soltura, aunque algunas personas pueden ser un poco más torpes que con la primera copa.

Algunos pueden decir frases inapropiadas o tener reacciones no esperadas con dos copas de alcohol. Una de ellas, es que entre el sueño en el auto. Si ya la persona se queda dormida será más complicado volver a encender la pasión.

Tercera copa: Este brindis puede ser peligroso, la tercera copa equivale a superar la media botella. Esta copa es traicionera porque ya nos va a pasar a otro estado mucho más ‘gremlin’. Haremos y diremos cosas que en las fases anteriores no nos pasarían por la mente. Algunas personas empezarán a hablar con lengua de trapo, otras tendrán problemas para caminar sin que se les note que han bebido. Besar a cualquier persona con la tercera copa es ya besar a alguien que está borracho. Su mirada no está centrada y muchas parejas ya tendrían problemas en tener sexo con esta copa.

Una amiga le llama a esta copa la rompe vestidos, porque los hombres con tres copas que ha conocido le han roto en varias ocasiones lo que lleva puesto. Con tres copas no se puede conducir, así que después de esta copa se sale en taxi, donde será evidente la tensión sexual. El maquillaje en la tercera copa ya no está en su sitio y el olor corporal en esta fase es una mezcla de sudor y alcohol. Nadie en esta fase se ve más sexy, ni más guapo.

La dificultad de erección será habitual en la tercera copa. La coordinación será mínima y hasta el acto de ponerse un condón puede suponer un desafío. Para saber si la penetración es placentera necesitarán de una moderación que el alcohol les habrá anulado. El sexo en esta copa no es calmado ni preciso, sino más bien torpe y lleno de respuestas sin coordinación. Para rematar, con la tercera copa será más complejo llegar al orgasmo para hombres y mujeres, porque los genitales están menos sensibles y el cerebro es menos receptivo. Es frecuente que después del sexo con esta copa haya dolor en el cuerpo por falta de observación y porque la fuerza descontrolada del folleteo sin control pasará factura.

En suma, la tercera copa no es la peor para tener sexo.

Mi conclusión es que el alcohol no es necesario para el sexo, pero si usted ya ha empezado a beber, tenga en cuenta que todo lo que consume le restará poderes a la hora de tener un gran sexo.

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