La historia es la siguiente. Hace unas semanas estaba en un carro con cuatro pelados de una de las universidades más prestigiosas de Bogotá, íbamos a jugar fútbol y la conversación giraba en torno al lanzamiento del Fifa 20 y los nuevos lugares de rumba en la ciudad. Yo, poniéndome en modo adulto, quise cambiar el tema de conversación y cometí el gran error de preguntarles por sus candidatos para las elecciones a la alcaldía.

Teniendo en cuenta que 3 de ellos eran estudiantes de Comunicación Social (el otro de Ingeniería Industrial), esperaba encontrar respuestas informadas y argumentadas a mi pregunta; lastimosamente no fue así.

Después de mi “¿Por quién van a votar para alcalde?”, lo que hubo en el carro fue un incómodo silencio. Ninguno de ellos se animó a abrir la boca hasta que insistí en mi pregunta, pues se me hacía increíble que no tuvieran definido su candidato o que, por lo menos, quisieran discutir sobre el tema.

“¿Quiénes es que son los candidatos?” dijo el primero que se animó a romper el hielo. Lo primero que pensé es que lo había escuchado mal. “¿Qué?, le dije. “¿Qué quiénes son los candidatos a la alcaldía?, repitió. Quedé sorprendido. Como era posible que un estudiante universitario no supiera quiénes eran los candidatos al segundo cargo político más importante de Colombia. “¿Me están jodiendo?”, les dije esperando que se rieran; no era broma. “Creo que Claudia López es una de las candidatas”, dijo otro.

No podía creer lo que estaba escuchando. En mi cabeza no cabía la idea de que jóvenes educados no solo no estuvieran interesados, sino que no supieran nada acerca de las elecciones a la alcaldía de Bogotá. Mi sorpresa me llevó a ponerme fastidioso y les di un discurso sobre su posición privilegiada en una ciudad como esta y de la importancia de informase para votar. “Si ustedes, que están en una universidad, no se informan para votar, ¿qué futuro le espera a esta ciudad?”, “¡Hay que leer para saber por quien votar!”, “No informarse y votar por un plato de lechona es la misma vaina”, fueron algunas de las cosas que les dije en medio de mi asombro.

Finalmente, llegamos a la cancha y la charla quedó ahí, hubiera querido hablar más del tema con ellos, pero era hora de jugar. Los pelados prometieron informarse para votar a conciencia este 27 de octubre, ojalá lo hagan. Yo quedé preocupado, muy preocupado. Insisto, con esta idea… Si ellos, unos jóvenes educados y privilegiados, no se interesan e informan, ¿qué le podemos pedir a las personas que no tiene las mismas oportunidades? Ojalá todos los que vivimos en Bogotá nos tomemos unas horas de acá al día de las elecciones para llegar preparados a las urnas. El ganador va a dirigir el futuro de esta ciudad por cuatro años, por eso nuestro voto importa y mucho.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.