Cada 27 de julio se celebra el Día Internacional del Perro Callejero (denominación popular, pero incorrecta, ya que no hay animales callejeros sino perros en situación de calle, sin familia).

Desde 2008 se conmemora esta fecha para buscar mayor sensibilidad humana frente a las necesidades que pasan estos seres en la calle. Además se busca incentivar la adopción responsable de los caninos que no tienen un hogar y su buen trato incluyendo intervenciones para la esterilización necesaria.

Esta propuesta nació gracias a Ignacio Gac, quien era estudiante de periodismo de la Universidad de Chile. Eligió el mes de julio para promover la iniciativa por el frío y las fuertes lluvias que se presentan durante esta época en los países del sur. Una difícil situación a la que se deben enfrentar los caninos callejeros en esa temporada, pues no solo soportan las inclemencias del tiempo y el hambre, también contraen varias enfermedades. El movimiento tomó impulso y el Día Internacional del Perro Callejero se celebra especialmente en Latinoamérica y España.

Miles de animales son abandonados en la calle en el país mensualmente. En los dos primeros meses del año se evidencian más abandonos de animales domésticos, se cree que muchos son regalados en Navidad, y luego que las personas se dan cuenta de la responsabilidad que implica mantenerlos deciden abandonarlos. En  Colombia esa falta puede tener sanción desde 20 a 52 salarios mínimos hasta tres años de prisión.

Hay profundas incoherencias y contradicciones en el comportamiento humano frente a los animales. Si hay algo que siempre se dice sobre el perro es que es el mejor amigo del hombre. Lo que no se dice ni se sabe es si el hombre corresponde el trato que recibe de una de sus especies preferidas, la que más compasión y cariño despiertan.

Tantas veces los críticos de quienes se comprometen con el bienestar animal, increpan: ‘¿Por qué inviertes tanto tiempo y dinero protegiendo perros y hablando de la amabilidad para con los animales cuando existe tanta crueldad hacia el hombre?’ Ante ello debe explicarse: ‘Es la forma de echar raíces para aspirar a ser un buen ser humano’. Y además recordar al científico Thomas Edison, quien reafirmó: ‘El modo de valorar el grado de educación de un pueblo y de un hombre es la forma como tratan los animales’.

Es indispensable hacer algo por un bienestar básico de los millones de animalitos en condición de calle, buscar el máximo de sensibilidad y entendimiento humano. Como tributo a estos seres olvidados, maltratados, detestados y malqueridos compartimos una plegaria en su nombre, una rogativa para tocar corazones humanos.

Oración de un perro de la calle

“Querido Dios”, por favor envíame alguien que me cuide! Estoy cansado de correr, estoy enfermo por la desesperación. Mi cuerpo me duele, atormentado por el dolor. Rezo, mientras corro en la lluvia, que alguien me ame y me dé un hogar, una cama caliente y un hueso grande y jugoso.

Mi último dueño me ataba todo el día en el jardín, algunas veces sin agua; y Dios, eso fue muy duro. Así que mordí mi correa, Dios, y huí, para escarbar en la basura y vivir como callejero. Pero ahora, Dios, estoy cansado y hambriento y con frío. Tengo tanto miedo de no poder llegar a viejo.

Me han perseguido con palos y golpeado con piedras mientras voy por las calles buscando huesos. No soy malo en verdad, Dios, por favor ayúdame si puedes, porque ahora sólo soy una “víctima del hombre”.

Tengo gusanos, querido Dios y estoy lleno de pulgas; y todo lo que quiero es un dueño a quien complacer. Si encuentras uno para mí Dios, trataré de ser bueno, no morderé sus zapatos y haré lo que pueda. Lo amaré, protegeré y trataré de obedecerlo cuando me diga que me siente, me acueste o me quede quieto.

No creo poder sobrevivir largo tiempo por mi cuenta, porque me estoy poniendo muy débil y estoy tan solo. Cada noche mientras duermo entre los arbustos lloro, porque tengo mucho miedo de morir. Tengo tanto amor y devoción que dar, que debería tener una segunda oportunidad para vivir. Así que, querido Dios, por favor responde a mi oración y envíame alguien que en verdad me cuide…

¡Eso es, querido Dios, si es que en verdad estás ahí!

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.