En los 46 municipios no certificados, la reprobación total ha estado en promedio en 6,12% en los últimos cinco años, entretanto, 10.611 estudiantes desertaron en 2020 en el departamento.

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No es asunto de poca monta que en 2020, el último año del que se tienen datos estadísticos en los 47 municipios, 17.244 estudiantes reprobaron el grado escolar que cursaron. Se dice popularmente que ‘perdieron el año’, y que otros 10.611 abandonaron las aulas entre el momento de la matrícula y la finalización del año, es lo que se conoce como deserción intraanual.

Definitivamente, tenemos un grave problema de eficiencia interna del sistema escolar porque no se garantiza la permanencia de los estudiantes hasta el grado en que deben recibir un título académico, por lo menos hasta undécimo.

En Colombia, en Tolima e Ibagué, en los últimos seis años, de súbito ha crecido la tasa de reprobación en la educación básica y media, fenómeno de ineficiencia interna que genera deserción y repitencia.

No hay unanimidad en las cifras que se divulgan sobre el derecho fundamental de los estudiantes a permanecer y avanzar en grados y niveles del sistema escolar e, inclusive, no hay un acuerdo sobre el concepto apropiado cuando se trata de cuantificar o estudiar los factores causantes de esta situación indeseable.

Cuando se hace referencia al derecho fundamental de la permanencia y la obligación estatal de garantizar la adaptación de circunstancias para que ello no ocurra, se habla de eficiencia interna, fracaso escolar o mortalidad académica. El Ministerio de Educación ha adoptado el concepto de Eficiencia Interna para referirse a la reprobación, la repitencia y deserción escolar; pero igualmente se habla de fracaso escolar.

Se dice que hay ineficiencia escolar cuando el Estado y en cada plantel educativo no se garantiza o logra la permanencia de los estudiantes en las aulas, para lo cual se exige rendimiento o resultados académicos a través de evaluaciones internas o externas; calificaciones en el desarrollo de cada una de las asignaturas y áreas del plan de estudios.

El fracaso escolar

En cuanto al concepto de fracaso escolar, también hace referencia a los mismos indicadores de deserción, reprobación y repitencia. Es, también, un término de mayor valor semántico. Velandia (2022) en Avanzini (1969) describe el fracaso escolar con estas palabras:

“Es una situación creada por las malas notas, la repetición del curso, el retraso escolar o el suspenso, etc., que no se vive, necesariamente, ni se siente, como una situación penosa si el individuo y su familia, con razón o no, son indiferentes al rendimiento escolar”.

La Secretaría de Educación del Tolima, al presentar los datos de los indicadores de eficiencia interna, incorpora el concepto de mortalidad académica (Garzón, Rojas) apropiado al referirse a calificaciones del rendimiento académico de los estudiantes.

Ante las cifras altas de reprobación, repitencia y deserción escolar, necesariamente las cifras nos dicen que en el sistema escolar está arraigada la cultura del fracaso y no del éxito de los estudiantes, se percibe un alto interés por la medición de los aprendizajes a través de evaluaciones punitivas del rendimiento académico.

En algunos casos, se recurre a la calificación para controlar y ejercer dominio y vigilancia sobre el comportamiento de los estudiantes en las instituciones escolares (bueno es recordar al filósofo Foucault en ‘Vigilar y castigar’ (1.976).

La reprobación o ‘pérdida del año escolar’

En la mente de los estudiantes y de los padres de familia está la idea de que las tareas de estudiar culminan con la aprobación de las asignaturas y de los grados que se cursen en cada año o semestre escolar.

Pero ocurre que no todos los estudiantes tienen éxito en su proceso y culminan las evaluaciones con bajas notas.

Las tasas de reprobación de grados están creciendo debido a múltiples factores, lo cual es causa final para que tal situación obligue al abandono de los estudios o a la repetición de grados.

En los 46 municipios no certificados en los cuales la gestión educativa está a cargo de la Gobernación, en los últimos cinco años la reprobación total ha estado en promedio en 6,12 % sobre el total de estudiantes evaluados en la educación básica y media, en el siguiente orden: en 2016 fue de 6,17 %; en 2019 ascendió a 6,21 % y llegó a 6,34 % en el primer año de pandemia del COVID-19 en 2020.

En Ibagué, la reprobación escolar es inferior a la de los municipios no certificados, fue de un 4,6% en 2020. La de Colombia está por encima de estas dos, fue de 7,62% en el mismo año (688.423 reprobados).

Entre los 47 municipios, los cinco con las tasas más altas en 2020 son, en orden descendente: Piedras (15,7%), Santa Isabel (13,8%), Fresno (10,7%), Roncesvalles (10,4%) y Ambalema (10,4%).

La repitencia escolar en 2020

El Laboratorio de Economía de la Universidad Javeriana en su informe N° 52 del 23 de marzo de 2022, dice en relación con la repitencia en el país en tiempos de pandemia: “Colombia experimentó un aumento generalizado y unificado de la repitencia escolar en el 2020 reflejado en el mayor número de estudiantes que no aprobaron y debieron volver a cursar el grado en el que estaban matriculados en el año anterior.

“En el orden nacional, antes de la pandemia, cerca de 2 de cada 100 estudiantes repetían el año. En 2020 aumentó a cerca de 6 de cada 100. A nivel departamental, hay alta variabilidad en estas tasas”.

Es un fenómeno que ha tenido evoluciones cuantitativas diferentes y sigue siendo objeto de estudio de investigaciones científicas. Resultados de investigaciones que se han realizado sobre el impacto de la repitencia en la vida de los estudiantes dicen en síntesis.

“Incide gravemente sobre la vida personal y social, y trae consecuencias severas sobre su futura trayectoria educativa… Lesiona su autoestima, produce el mismo daño que una pérdida afectiva grave, hace sentir los efectos de estigmatización social”, según Unicef.

El grupo de investigación en Gestión Escolar de la Universidad del Tolima, que dirige la doctora en Educación Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo, adelanta una investigación sobre factores asociados a la repitencia escolar.

Desde luego que hay opiniones y conclusiones adversas a las aquí expresadas. Así, por ejemplo, cinco de los estudiantes a los que se les preguntó, “¿Cree usted que repetir el año le ha servido para aprender más y mejor?”, dieron estas respuestas:

“Aprendí más, aprendí a leer”, dice el estudiante de Ibagué repitente del grado primero de primaria. El que repitió grado octavo da esta respuesta: “Me sirvió para tomar conciencia de la responsabilidad con mis deberes, ya que este factor fue importante al perder mi año escolar, la falta de disciplina”.

El estudiante de Ibagué de la zona rural que ha repetido dos grados, el segundo y el tercero de primaria, dice: “Me ha servido porque uno retiene más lo de las clases”. Otro que repitió el octavo responde: “Me ha servido porque he aprendido más sobre los temas vistos en el año perdido”.

El estudiante que cursó de nuevo segundo de primaria en Ibagué dice brevemente: “Repetir me ha ayudado a esforzarme más en los siguientes grados”.

La deserción escolar

La deserción escolar intraanual ha disminuido paulatinamente en el Tolima, sin embargo, no deja de ser grave que la tasa de deserción en los 46 municipios no certificados sea equivalente al 3,85% en 2020, siendo más alta en la educación secundaria, de 4,35% sobre el total de estudiantes matriculados.

En Ibagué, en el mismo año, la deserción fue más baja, del 2,53%, y la de Colombia fue de 2,84%. De todas maneras, una de las razones de la deserción escolar se relaciona con la calidad del currículo escolar, porque los desertores manifiestan poco interés por el estudio, debido a que no les interesa lo que se les enseña o del cómo los docentes les enseñan, dos situaciones que pueden ser intervenidas con el apoyo de los directivos y docentes en cada institución escolar.