Los empleados de la empresa hicieron ese hallazgo después de prender las tres hornillas de la estufa y hervir agua por 5 minutos en cada una, relata Jean Pierre Grazi, uno de los afectados, consultado por El Tiempo.
Esa revisión se llevó a cabo el 4 de noviembre de 2016 (la pareja llevaba sintiéndose enferma por más de un año), con el siguiente resultado: el apartamento acumuló 84 ppm [partes por millón] de monóxido de carbono en tan solo 5 minutos, pese a que el máximo permitido en una industria es de 25 ppm durante periodos de 8 horas.
Al poco tiempo, añade El Tiempo, a Grazi y su esposa (Liliana Ayalón) los llevaron a urgencias, y en la clínica los médicos encontraron que el nivel de monóxido de carbono en su sangre estaba casi en 30 %.
“Inmediatamente comenzaron un proceso de desintoxicación intensiva para evitar que convulsionaran y entraran en coma. El médico que los atendió encontró en ellos señales de astenia, midriasis, fotofobia, hiporeflexia y rigidez muscular”, dice el diario.
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“Aunque sufrieron isquemias cerebrales, Jean Pierre y Liliana tuvieron la fortuna de detectar el problema a tiempo y evitar así secuelas neurológicas definitivas”, explica El Tiempo.
El problema radica, además, en el hecho de que el apartamento de la pareja (ubicado en Mirandela, Bogotá) ya había tenido una revisión de gas en el pasado, exactamente el 14 de junio de 2014.
Ese día, los técnicos de Montajes y Servicios Integrales de Gasa encontraron que el aire dentro de la vivienda tenía 30 ppm de monóxido de carbono y determinaron que la causa era el calentador.
“La situación nos pareció tan alarmante que decidimos reemplazarlo por uno eléctrico. Hecho el cambio, llamamos varias veces al organismo para verificar el arreglo, lo que por ley está obligado a hacer. Sin embargo, nos dijeron que, como ahora teníamos calentador eléctrico, la visita de verificación no era necesaria”, dice la pareja.
Pero los problemas de salud llegaron. Grazi perdió su trabajo en noviembre de 2015 por diversos malestares: “De repente me hice lento, perdí la capacidad de reaccionar con agilidad en el trabajo y la voluntad de hacer las cosas se me fue al piso. Me sentía en un permanente estado de obnubilación, agotamiento y somnolencia que se tradujo en la disminución de mi desempeño laboral”, contó el hombre a El Tiempo.
Los síntomas de Liliana empezaron a manifestar en julio de 2016, es decir, más tarde que los de su esposo, porque ella se la pasaba más tiempo fuera del apartamento que él, explica El Tiempo.
Ahora, no tienen gasodomésticos en operación en su apartamento y piden que por ley se exija que las empresas distribuidoras instalen detectores de gas en las viviendas, cita el diario.
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