Pese a integrar la Alianza Verde –uno de los partidos que hoy respalda a Gustavo Petro en el Congreso–, la representante Katherine Miranda se ha convertido en una voz crítica e incisiva en la bancada oficialista. Sin titubeos, afirmó que es una opositora pública de la controvertida reforma a la salud y hasta se atrevió a decir que la ministra Carolina Corcho debería dar un paso al costado por el bien del Ejecutivo. Además, en los últimos días dennciaron corrupción dentro de la cartera.

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En diálogo con EL COLOMBIANO, defendió el sistema mixto de salud, reclamó que, por cuenta del llamado a las calles, Petro les está cerrando “la posibilidad de debatir” e inclusive se fue con toda en contra del mandatario al advertir que, por cuenta de las prácticas que ha dejado al desnudo la iniciativa, “el cambio que prometió no es tan real”.

¿A qué atribuyen la renuncia del copresidente de los verdes Carlos Ramón González? ¿Renovación o interés de Petro por darles un contentillo ahora que se rumora que algunos quieren pasar a la independencia?

La relación que tiene Carlos Ramón con el Presidente va mucho más allá de un tema político. Es una relación de amistad de muchísimos años. Ellos militaron en el M-19 y fueron congresistas juntos. Detrás está la confianza que le da a Petro una persona como Carlos Ramón.

Yo tengo serias críticas al Gobierno Nacional y las voy a mantener, independientemente de si Carlos Ramón ingresa o no al DAPRE. El Verde no tiene jefes políticos, no es el Partido Liberal, la U, Cambio Radical ni el Centro Democrático.

Aquí hay unos liderazgos individuales y propios, que no obedecen a maquinarias y ni siquiera a un presidente como Carlos Ramón. No creo de ninguna manera que la intención sea dar un contentillo, porque Petro conoce perfectamente al partido y el propio Carlos Ramón sabe que no vamos a obedecer a nombramientos o cosas por el estilo.

¿Cómo cayó la salida de Carlos Ramón González al interior del Verde?, ¿quién debería ocupar ese puesto?

Aún no hay nombramiento formal y se está especulando un posible ingreso de Carlos Ramón al Gobierno Nacional. Pero los mensajes al interior del partido fueron muy positivos con esa posibilidad. Todos, incluyendo congresistas como J.P. Hernández, lo tomaron bastante bien.

Hoy tenemos tres presidentes: Antonio Navarro, Carlos Ramón González y Antanas Mockus. Yo no vería necesario que el espacio de Carlos Ramón sea ocupado. Tenemos otros dos presidentes y la presidencia siempre ha sido colegiada. Además, para poder designar presidente se necesita convocar al congreso del partido.

¿Cuál es la postura de los verdes frente a la reforma a la salud?, ¿siente que han quedado relegados de la discusión?

En la Alianza Verde todo el mundo es una isla y no hay una posición unánime de partido frente a la reforma. Hay voces bastante críticas, incluyéndome, que estamos más en la línea de lo que critica el exministro Alejandro Gaviria. También hay unas voces que dicen que hay que mantener la posición del Gobierno.

Creo –casi sin temor a equivocarme–, que en la Alianza Verde se acepta la necesidad de una reforma, pero no como la está planteando el Gobierno, sino con algunos matices y respetando el sistema mixto. Eso sí, la gran mayoría están en contra y tienen reparos contra la reforma.

¿Cree que Petro debe mantener a la ministra Carolina Corcho?

Ha sido bastante desafortunada la relación que ha tenido la ministra con los congresistas. Ella no logra entender la separación de poderes y trata de imponerle al Congreso, cree que puede mandar. La molestia es generalizada.

Sin embargo, se le está dando un mensaje bastante fuerte y directo: el Congreso es absolutamente autónomo de tomar esas decisiones y no se puede interferir en ellas. La ministra no debería durar mucho en el cargo porque le está haciendo un inmenso daño al Gobierno Nacional.

¿A qué se refiere con “no debería durar mucho”? ¿Debe salir de inmediato o sería viable mantenerla un tiempo?

De una vez, que sea replanteada su permanencia en el cargo.

La semana pasado criticó un plantón en defensa de la reforma a la salud en Bogotá, ¿por qué consideró que era una forma de amenaza e intimidación?

El Presidente ya le ha dicho a la ciudadanía que debe salir a defender su reforma, sin dar la posibilidad siquiera del diálogo y de escuchar posiciones diferentes en el Congreso. Si bien la protesta está consagrada en la Constitución y es válida, nos está cerrando de entrada la posibilidad de debatir juiciosamente esta reforma.

Demos la discusión, hablemos de los pros y los contras, pero esto no puede ser con amenaza ni chantaje al Congreso.

A propósito, ¿qué opina del llamado a las calles de Petro para que la gente respalde sus reformas?, ¿qué riesgos hay?

El 1 de mayo históricamente se han dado movilizaciones sociales y él está tratando de pegarse. La verdad, creo que la ciudadanía es consciente de la necesidad de reformar el sistema. Pero no veo una ciudadanía irresponsable, pidiendo que se eliminen las EPS. Eso no es verdad. No creo que el Presidente tenga el apoyo ciudadano para eliminar las EPS.

Y también hubo voces que advirtieron que el último llamado de Petro a las calles no le salió bien. ¿Podría resultarle incluso peor esta convocatoria?

Una movilización grande no la veo por ningún lado. La ciudadanía conoce las falencias de las EPS, pero también el riesgo tan enorme que podría suponer quedar en manos exclusivamente de La Nueva EPS. Considero que puede llegar a ser muy contraproducente la movilización del Presidente porque, por un lado, puede ser tomado por el Congreso como una amenaza y, por otro, porque no creo que tenga gran alcance la movilización.

¿Considera que de por medio en esta discusión de la reforma ha habido burocracia, clientelismo y corrupción?

Un Presidente no gobierna solo y para que pueda existir una gobernabilidad tiene necesariamente que gobernar con los partidos políticos, en este caso, los tradicionales. Eso me molesta un poco porque le quita la independencia a los congresistas en la toma de decisiones.

Sin embargo, me pareció terrible el mensaje de Petro cuando pidió la renuncia a los viceministros que son cercanos a los partidos políticos. Esos hechos están demostrando que el cambio que se prometió no es un cambio tan real. Quedaron en evidencia las mismas prácticas políticas que nosotros históricamente hemos señalado y rechazado. Queda un sinsabor enorme porque del cambio poco.

¿Cómo explicar la presencia de la Primera Dama, Verónica Alcocer, en la discusión de la reforma?, ¿le cree al ministro Alfonso Prada, que dijo que ella fue a saludar y dar “un mensaje de ánimo”?

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Primero se tienen que poner de acuerdo en qué le van a decir a los medios y a la ciudadanía, porque he escuchado todo tipo de excusas. Primero, que ella fue a ver cómo prestaba un salón de la Casa de Nariño para que se hiciera un desayuno con los coordinadores y ponentes. Luego, que fue apoyar al representante Agmeth Scaff. Ahora no, que pasó fue a dar un saludo.

Segundo, hay que recordarle al Gobierno que la Primera Dama no es una funcionaria pública, no tiene nada que hacer en los pasillos del Congreso y muchísimo menos cuando se estaba hablando con los ponentes, coordinadores y el Ministerio para determinar una estrategia de cómo lograr mayorías.

¿Qué hubiese pasado y cómo hubiese actuado el senador Gustavo Petro si esta situación se hubiese presentado en el gobierno de Duque con la entonces Primera Dama María Juliana Ruiz? No podemos tener doble moral, ni doble rasero, justificando ese tipo de comportamientos. Para mí es improcedente. Le hace un daño enorme al Presidente ese tipo de comportamientos por parte de la Primera Dama.

¿A qué atribuye el “jalón de orejas” de Roy Barreras por las demoras en el trámite del Plan de Desarrollo?, ¿hay algún riesgo en ese frente, como que termine sancionado por decreto?

Lo que sucede es que Roy Barreras no me perdona que yo le hubiese tumbado la reforma política por la cantidad de micos que tenía. Tampoco les gustó mucho mi presencia en la Comisión Séptima porque es de público conocimiento que estoy en contra de la reforma a la salud. No tengo derecho al voto en esa Comisión, pero tengo derecho a participar. Voy a participar en todas las discusiones, gústele o no a Roy Barreras.

La paz total es una de las grandes banderas de Petro y se ratificó con su visita a Estados Unidos. Sin embargo, usted dijo que “no se puede negociar con quienes traicionaron el proceso de paz”. ¿Cree que las disidencias no tienen cabida en la paz total de Petro?

Sí, pero ¿cuáles son las condiciones de esta paz total? Me preocupa muchísimo el estatus político que les están dando porque puede significar curules para las disidencias. Nos deberíamos estar enfocando muchísimo más en cumplirles a quienes realmente se la jugaron por el proceso de paz, a los excombatientes y a las víctimas, no ahora tratando de hacer maniobras para justificar a las disidencias. Es un muy mal mensaje para el país darles ese estatus político cuando sabemos que son un grupo narcotraficante.

Denunció que se le metieron a su oficina en el Congreso, ¿ya se sabe qué le robaron?, ¿qué buscaban?

No sé. Todavía está en investigación por parte de la Fiscalía. Me preocupa muchísimo la poca seguridad que se tiene en el Congreso. No estamos teniendo garantías para poder hacer nuestra labor. No solamente he estado en la oposición, sino que soy presidenta de la Comisión Tercera y hago parte de la Comisión de Acusaciones. No hemos determinado bien exactamente qué se llevaron. Lo que sí sabemos es que revisaron absolutamente todos los documentos que teníamos.