Niega que ella haya tenido una relación amorosa con Otálora y que solo se trató del “abuso de un jefe poderoso contra una persona que necesitaba su trabajo”.

Al referirse sobre apartes de la decisión de la Corte, en la que se señala que Astrid Helena tuvo varios encuentros íntimos tolerados con su exjefe, señaló lo siguiente en la entrevista con el columnista de Semana:

“Como mujer y como ser humano es muy difícil hablar de esto (llora). Pienso en mi papá leyendo esto… En el proceso quedaron expresas las circunstancias que no voy a repetir. De la pretendida primera relación, lo único que recuerdo es que tomé una copa de vino y luego solo recuperé la conciencia cuando estaba en otro lugar vistiéndome con mi jefe al lado”.

Según ella, en ese momento se fue llorando y no recuerda nada de lo que pasó.

“Si estaba bajo la influencia de alguna sustancia o si mi mente borró la experiencia. He recibido terapia profesional por dos años y medio, y sigo recibiéndola, sin poder reconstruir ese momento”, agrega.

También relata que en aquella ocasión fue a la casa del exdenfesor del Pueblo y le aceptó un vino, pero con vergüenza y miedo.

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“Temí que me pasara lo que hoy me está pasando y lo que le pasa a muchas víctimas de violencia sexual que es que no nos creen. Que la víctima termina siendo culpable de haber ido, o de tomar vino como si eso fuera una autorización para que pasara cualquier cosa. La Fiscalía nunca le preguntó al defensor sobre ese episodio”, sostiene la abogada en la columna de Coronell Semana.

En el fallo que se conoció esta semana, la Corte dijo tener como prueba una carta que la abogada le habría enviado a su jefe y que en uno de sus apartes dice: “No siempre acierto, pero siempre lo hago con mucho amor”. Interrogada sobre esto por Daniel Coronell, Astrid Helena negó que ella la hubiera escrito y sugiere que se trató de una estrategia del abogado de Otálora, Jaime Bernal Cuéllar.

“A ese documento nunca le hicieron prueba técnica o grafológica que demuestre que es mi letra. Además, durante el proceso jamás me preguntaron por ese escrito que desconozco”, sostuvo.

También asegura que la justicia no tuvo en cuenta unos chats que dan cuenta de la relación jefe-subordinada que ella tenía con Otálora. En ese sentido, Coronell le preguntó sobre unas fotos sexuales que le envió él y que, según la Corte, fueron solicitadas por ella.

“Jamás le pedí una foto como esa. En una conversación de texto él me contó que estaba tomando el sol en una hamaca y que el día estaba muy bonito. Cuando le dije que me mostrara, me mandó esas dos fotos”, aseguró la abogada, y dijo que guardó las mencionadas fotos porque en algún momento le iban a servir de prueba.

Frente a esto, Coronell le preguntó: “A ver, doctora, si Otálora era un acosador y usted le temía, ¿por qué hablaba con él sobre hamacas y días bonitos?”.

A lo que la abogada respondió: “Porque él hablaba todo el tiempo y de todos los temas por chat y yo sentía que era una obligación responderle”.

Finalmente, dice que nunca fue voluntariamente a la casa de Otálora y siempre estaba sometida porque temía perder su empleo que tanto adoraba y que necesitaba. Y dice que no se arrepiente de haber denunciado al exdefensor.